Quedan apenas unas horas para que Japón presencie el fin de una era imperial: la del reinado del emperador Akihito. El soberano renunciará al trono este martes a las 17 (hora de Tokio) después de un reinado de 30 años denominado Heisei, que se traduce como “lograr la paz”. Tras entregar los sellos y las insignias imperiales, Akihito y su esposa pasarán a ser conocidos como los emperadores eméritos (“joko” y “jokogo”, respectivamente) y adentrarán a un mundo desconocido por ellos. Y por Japón, que hace más de 200 años no ha visto abdicar a uno de los soberanos.
Akihito, que está en el centro de la vida japonesa desde su festejado nacimiento, hace 85 años, será sometido a una reclusión obligada perfectamente reglamentada por los funcionarios de la corte y del gobierno, que no quieren la creación de una corte paralela a la del futuro emperador, el príncipe Naruhito. Para evitar que el anciano emperador haga “sombra” a su hijo y sucesor, la ley redactada para su abdicación lo confina directamente al ostracismo, tal y como ocurrió a los 58 emperadores que abdicaron antes que él. La mayoría, jamás volvió a ser visto en público.
“El nuevo emperador debe convertirse en un nuevo símbolo”, dijo Makoto Watanabe, un exasesor de Akihito. “El emperador (que se retira) ha pensado seriamente en cómo evitar el problema de la autoridad dual. Se espera que su programa diario desaparezca casi por completo”.
Para empezar, el entorno de los emperadores cambiará radicalmente al desvincularse de los la vida oficial después de la abdicación. Los monarcas deberán desocupar el palacio en el que llevan casi treinta años viviendo para trasladarse un kilómetro de distancia, al Palacio Oriental de la Finca Imperial de Akasaka. Sin embargo, esta residencia está en obras así que, de momento, los emperadores jubilados se trasladarán a la Residencia Imperial de Takanawa, ubicada a tres kilómetros del Palacio Imperial. Se calcula que la residencia definitiva en Akasaka estará lista para su ocupación en 2020.
Entre novelas policiales y la investigación científica
La buena noticia para los octogenarios Akihito y Michiko es que dispondrán de mucho tiempo para disfrutar de sus pasiones. La pareja se conoció jugando al tenis en Karuizawa en los años cincuenta, y es sabido que todavía ambos gustan de hacer ejercicio, a pesar de su avanzada edad. Actualmente siguen practicando también el footing suave y las caminatas de forma habitual en los jardines imperiales.
El entorno de los emperadores también cree que van a aprovechar el tiempo para desarrollar sus proyectos personales. Akihito, por ejemplo, es desde su juventud especialista en la taxonomía de gobioideos y firmó un total de 33 artículos en publicaciones científicas como la de la Asociación de Ictiología de Japón, además de escribir numerosos libros.
La emperatriz Michiko, amante de la literatura, también dispondrá de mucho tiempo para dedicarse a sus intereses. En el discurso que pronunció por su octogésimo cuarto cumpleaños, la emperatriz declaró “Tengo pendientes de leer dos o tres volúmenes de Jeeves” (Jeeves es una saga de novelas del escritor británico Pelham Grenville Wodehouse, protagonizada por un criado); así expresaba sus ganas de sumergirse en la lectura de estas exitosas obras, algo para lo cual antes no tenía tiempo.
Con la ayuda de empleados del palacio, la emperatriz también cría gusanos de seda en el centro de sericicultura del palacio. Parte de la seda producida se usa para la restauración de telas de valor histórico conservadas por la familia imperial en Nara, la antigua capital de Japón, desde el siglo VIII.
Akihito y Michiko también comparten el amor por la música: él toca el violoncello y ella, el piano. Antes ya tenían ocasión de disfrutar de actos musicales en Japón y en el extranjero, pero en adelante probablemente tengan con más oportunidades para asistir a conciertos. Se espera que pasen temporadas más largas en sus residencias vacacionales de los destinos japoneses Nasu, Hayama y Susaki, y tendrán muchas oportunidades de viajar por placer.
La prensa japonesas estima, sin embargo, que Akihito y Michiko no renuncien por completo a volver a aparecer en público. Los japoneses esperan que visiten a los próximos emperadores o que sean retratados cuando cumplen años, una situación excepcional después de que, durante siglos, los emperadores que abdicaban eran sometidos a un velado “arresto domiciliario”, sin embargo, entre los lujos inherentes a su posición de “príncipes celestiales”. La pareja tendrá menos colaboradores, pero el gobierno seguirá pagando sus gastos de manutención.
LOS EMPERADORES VISITARON ARGENTINA EN 1997: