El Amazonas, que ocupa 5 millones de kilómetros cuadrados del lado brasileño, ya muestra síntomas de fatiga. Así lo afirma el climatólogo Carlos Nobre, miembro del panel climático de las Naciones Unidas: “Va en aumento la mortalidad de árboles del clima amazónico húmedo. Y la floresta recicla menor cantidad de agua”.
A los científicos del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales les alarma otro dato: la región sur de la selva disminuyó su capacidad de absorber carbono. Hoy extrae de la atmósfera solo 1.000 millones de toneladas; es decir, cayó a la mitad de la capacidad de aspirar gas carbónico, que en su momento llegó a alcanzar los 2.000 millones.
El Amazonas, que ocupa 5 millones de kilómetros cuadrados del lado brasileño, ya muestra síntomas de fatiga
Paralelamente el registro regional de la temperatura trepó 1,5 grados en menos de una década; y esto se viene a sumar al impacto del calentamiento global, que crea condiciones para la extrema sequía. De hecho, hay una combinación de factores que favorecen el peor de los escenarios: “El sector agrícola y ganadero es la causa principal del avance de la deforestación de la selva” advirtió Nobre; al punto que el país sudamericano ocupa el segundo lugar en la lista de naciones con mayor pérdida de cobertura forestal desde 2001. Esa acelerada propagación de las actividades agrarias y pecuarias hacia la región amazónica transformó a Brasil en una amenaza global al clima, acentuada por el gobierno de Jair Bolsonaro. De continuar la apropiación ilegal de vastas regiones amazónicas, a manos de hacendados y buscadores de oro y piedras preciosas, la mitad de la selva se transformará en un páramo. Y a partir de ese punto no habrá retorno.
Hay datos concluyentes sobre el impacto que provocan la tala de árboles y los incendios forestales amazónicos. 45% de las emisiones de gases estufa derivan en Brasil de la producción de proteínas animales y granos; en cambio, en el resto del mundo, tales gases proceden del uso de combustibles fósiles.
Del Amazonas hacia el Sur, una amplísima región productiva de granos y ganado puede sufrir la falta del insumo principal: el agua que procede de los ríos de vapor circulantes en la atmósfera. Tales “ríos” son generados en el verano por la gigantesca selva sudamericana. De allí se abastecen el sur de Brasil, Argentina, Bolivia y Paraguay.
¿Cuánto influye este proceso en el reducido caudal del Río Paraná? Los científicos son cuidadosos, pero ya admiten la existencia del factor amazónico. La acción de las madereras asiáticas, los estancieros brasileños y los “garimpeiros”, principales responsables de la devastación de la Amazonia, podría explicar la intensa bajante de las aguas en un río que comienza en el norte de San Pablo, en una zona limítrofe con Mato Grosso y Goiás.
Cifras de la destrucción de la selva
Desde agosto del año pasado fueron derribados casi 9 mil kilómetros de selva. Es lo que indican los datos del INPE. El Instituto destaca que, en el primer semestre de 2021, la deforestación resultó la más alta desde 2015.
Inclusive, los científicos indican que el resultado total de la derribada de la floresta amazónica es el peor desde el inicio de la serie histórica. Y el gobierno de Jair Bolsonaro encontró una respuesta al enviar a los militares para controlar la región. E indicó a su vicepresidente Hamilton Mourao como jefe máximo del operativo.
Desde agosto del año pasado fueron derribados casi 9 mil kilómetros de selva
La medida recibió críticas ácidas de parte de los especialistas, por la escasa eficiencia. Al toparse con ese escenario, el consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, decidió tener un informe de situación directo de parte de los gobernadores de los cinco estados de la Amazonia Legal. Luego de reunirse con Bolsonaro, en el Palacio del Planalto, el funcionario estadounidense se comunicó con Helder Barbalho, gobernador de Pará; Marcos Rocha, de Rondonia; Waldez Goes, de Amapá y Wilson Lima de Amazonas. De acuerdo con Barbalho, Sullivan “quiso oír y demostrar la intención de llevar al presidente Joe Biden un retrato real”. Esto podría sugerir que Sullivan no confiaba plenamente en los informes provistos por el jefe de Estado brasileño y por su vice.
*Autora de Brasil 7 días. Desde San Pablo, Brasil.