El Fútbol Club Barcelona, además de ser uno de los equipos de fútbol más reconocidos del mundo, es una organización muy vinculada a la identidad catalana y esta semana sorprendió la revelación de que el movimiento independentista catalán haya solicitado financiación a la institución a través de la creación de contratos fantasmas.
Según una investigación del diario español El Mundo, el movimiento político independentista buscó financiar el referéndum de 2017 con dinero del equipo. Se trata de un texto escrito por Esteban Urreiztieta y Orfeo Suárez en el que se afirma que Carles Puigdemont, ex presidente de la Generalitat de Catalunya le pidió colaboración económica a Josep María Bartomeu, que acababa de ser reelecto presidente del Barça.
La propuesta de Puigdemont era que la institución creara cuatro contratos falsos y que el dinero destinado a esos sueldos sirviera para financiar la campaña del 1-O, que fue el referéndum para llamado para votar la independencia de Cataluña. Este dinero, según El Mundo, oscilaba entre los 115.000 y 140.000 dólares.
Esto ocurrió en 2015, cuando el equipo se consagraba campeón de la Champions League con Messi, Suárez y Neymar en sus filas. Según el informe, Bartomeu se negó a usar la caja del equipo de fútbol en esa oportunidad y también cuando le pidieron 3 millones de dólares para pagar la fianza del dirigente Artur Mas quien fue detenido por organizar la consulta independentista del 9 de noviembre de 2014 (9N).
Bartomeu, a lo largo de su mandato apoyó el derecho a decidir y la libertad de expresión, pero sostuvo que la prioridad era respetar los intereses de los socios del club. En la nota periodística anticipan que habrá nuevo material esta semana en el medio madrileño y que algunos jugadores del equipo, incluso, pidieron que “en sus renovaciones de contrato figurara una cláusula anti independencia” que implicaría que podrían irse si Cataluña se separase de España.
El referéndum del 1 de octubre de 2017
El referéndum de independencia de Cataluña de 2017 conocido como 1-O fue convocado por el gobierno de Cataluña para que, a través de la consulta popular, se resolviera su autonomía. Sin embargo, España consideró ilegal el llamado -que no era el primero- porque su constitución no incluye esa posibilidad.
La votación de todos modos se llevó a cabo con mucha tensión, ya que el estado buscó impedir que se realizara con las fuerzas de seguridad en la calle. Ese mismo día jugaba el Barcelona, que debió hacerlo a puertas cerradas por la compleja situación que se vivía. Al finalizar la jornada eran numerosos los detenidos y los heridos.
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