El Senado brasileño aprobó en la madrugada del miércoles someter a la presidenta Dilma Rousseff a un juicio de destitución. La mayoría de los senadores se manifestó a favor de la apertura del proceso de impeachment.
Tras más de 15 horas de debate, los legisladores brasileños dieron un fuerte respaldo al impeachment de la primera mujer en presidir Brasil, suspendida desde el 12 de mayo acusada de haber violado la Constitución al autorizar gastos a espaldas del Congreso.
Los cargos, considerados "crímenes de responsabilidad" que son castigados con la pérdida de la presidencia, tuvieron 59 votos a favor y 21 en contra, un resultado holgado que preanuncia un escenario difícil para Rousseff, según confiaron senadores a la agencia AFP. Fueron cuatro votos más que cuando el proceso fue admitido para ser analizado y cinco más que la mayoría especial de dos tercios necesarios para la destitución definitiva.
El senador Romero Jucá, del partido de centro-derecha PMDB que conduce Michel Temer que sucedió transitoriamente a Rousseff, aseguró que la presidenta perderá su cargo entre el 28 y el 29 de agosto.
"Es culpable por acción u omisión", había dicho por su parte horas antes durante su discurso Miguel Reale, uno de los juristas que suscribió el pedido de impeachment y que representó la parte acusadora durante la sesión.
Rousseff denuncia ser víctima de un "golpe parlamentario" y ahora solo dispone de una oportunidad más, la fase final del juicio, para evitar su debacle y la del Partido de los Trabajadores fundado por Luiz Inácio Lula da Silva hace más de treinta años.
La instancia definitiva empezará cuatro días después de la ceremonia de clausura de los Juegos y se extenderá por cinco días. En caso de ser sentenciada, Rousseff quedará inhabilitada para ejercer cargos públicos por ocho años. El equipo legal de Rousseff analiza recurrir ante la Corte Suprema y legisladores del PT dijeron que habían hecho una presentación ante la OEA denunciando la situación en Brasil.
Si pierde el poder, Rousseff se convertirá en el segundo jefe de Estado en caer a manos del Congreso en 24 años. El anterior fue el hoy senador Fernando Collor se pronunció en favor de la destitución.