Resplandeciente, su cabeza calva resalta en cada foto del Papa en Africa. Sigue a Francisco como una sombra: es su marca personal. Domenico Giani, jefe de la custodia personal de Jorge Mario Bergoglio, es nada menos que el hombre a cargo de la seguridad papal en la gira más peligrosa del Pontífice. Su labor es tan discreta y eficaz como compleja: debe proteger a un papa que ni siquiera acepta viajar en un vehículo blindado.
Giani, inspector general de la Gendarmería del Vaticano, es un ex miembro de los servicios secretos italianos. Asumió su actual cargo en 2006, cuando reemplazó al histórico Camilo Cibin, custodio personal de seis papas durante casi sesenta años. Luego de haber integrado el equipo de seguridad de Juan Pablo II, Giani fue designado sucesor de Cibin gracias a la confianza que alcanzó con Joseph Ratzinger cuando era cardenal. Tuvo su minuto de fama durante la misa de gallo en 2009, cuando tackleó a una joven que intentó abalanzarse sobre Benedicto XVI.
A Giani se lo reconoce por su meticulosidad. Viajó a Africa varios días antes que Francisco para estudiar el terreno y organizar el dispositivo de seguridad. Su premisa es que el “escudo” que protege al Papa, acostumbrado a los baños de masas, sea casi invisible. Pero no por ello menos efectivo, en un territorio en el que el terrorismo es una amenaza real. Por ahora, su misión es un éxito.
