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cambios geopolíticos

El “Africa Corps” de Putin se extiende en África

Rusia sale de las sombras en el continente africano con un cuerpo paramilitar estatal de gran potencia. Está integrado por exmercenarios del Grupo Wagner y voluntarios del Ejército. Ya controla Mali, Burkina Faso y Níger, países liderados por juntas militares que tomaron el poder mediante golpes de Estado entre 2020 y 2023. En ellos hay ricos recursos en minerales raros y convencionales, explotados hasta hace poco por potencias occidentales. Estas excolonias francesas terminaron expulsando a las fuerzas de París, para reemplazarlas por los rusos. La lucha contra el yihadismo en la región.

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Presencia. Los soldados rusos de la compañía “Africa Corps” brindan seguridad y entrenamiento a las tropas de Mali, Burkina Faso y Níger. También luchan contra las milicias yihadistas que pretenden dominar la región para instalar la Sharía, la ley islámica. | x.com

Si uno mira la historia en perspectiva, el mundo vivió en constantes cambios gepolíticos en virtud de los imperios dominantes. Todos forjados, en gran medida, a sangre y fuego. Pocos lo hicieron sutilmente. Hoy no es muy distinto.

Últimamente, Medio Oriente y su reconversión atraen todas las miradas, pero hay otras regiones en donde se están produciendo transformaciones, como el centro de África, rico en minerales raros y convencionales.

El gobierno de Vladimir Putin centró los esfuerzos de la nueva Rusia en conquistar esa franja semiárida conocida como el Saher, que se extiende a lo ancho del continente desde el Atlántico hasta el mar Rojo.

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Lo está logrando con el auge de una poderosa fuerza paramilitar conocida como “Africa Corps”, aunque su nombre oficial es Cuerpo Expedicionario Ruso (REK). Se trata de mercenarios y voluntarios del Ejército muy entrenados y curtidos en diferentes guerras.

La mayoría de ellos proviene del famoso Grupo Wagner, que estuvo luchando en Siria y Ucrania, así que tienen vasta experiencia de combate.

El Grupo Wagner se desarticuló tras la sospechosa muerte de su líder, Yevgeny Prigozhin, en un accidente aéreo en 2023, después de haberse atrevido a desafiar a Putin con una rebelión militar.

Rusia, aprovechando el espacio vacío que dejó Francia al retirar sus fuerzas de sus antiguas colonias, está utilizando el Cuerpo Africano para aumentar su influencia, especialmente en el África occidental francófona.

El Cuerpo Africano ruso ya controla Mali, Burkina Faso y Níger, liderados por juntas militares que tomaron el poder mediante golpes de Estado entre 2020 y 2023. Estos países se distanciaron de Francia y firmaron acuerdos de “cooperación” con Moscú.

El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, admitió que Moscú pretende desarrollar una cooperación integral con los países africanos. “Esta cooperación también se extiende a áreas tan sensibles como la defensa y la seguridad”, señaló.

Ganancias. Claro que Rusia, al igual que las potencias occidentales a las que critica, no lo hace por una mera cuestión de afinidad con los habitantes. Detrás obtiene enormes ganancias y el interés por controlar recursos estratégicos.

Mali y Burkina Faso, por ejemplo, son grandes productores de oro. También cuentan con importantes yacimientos de litio, fosfatos y piedras semipreciosas. Níger, a su vez, es una de las regiones más ricas en uranio, esencial para el desarrollo atómico.

“África Corps”, que depende directamente del Ministerio de Defensa Ruso, también tiene tentáculos en Libia y en la República centroafricana. Si bien no es novedosa la presencia rusa en África, lo que cambió en la forma abierta en que el Kremlin destina tropas y recursos militares. Antes lo hacía en forma más solapada con el Grupo Wagner.

“El uso de la negación plausible se sustituye ahora por la visibilidad controlada. La transferencia de los activos de Wagner en Mali al Cuerpo Africano, un mecanismo de influencia coordinado por el Estado, es más que simbólica, ya que demuestra una transición estratégica de un mecanismo de poder indirecto a uno operado por el gobierno”, explica a la agencia AFP el investigador de seguridad Nicholas Chkhaidze.

Presencia yihadista. Si bien los mercenarios rusos cuentan con el respaldo abierto de las juntas militares de estos países africanos, se enfrentan con el grave problema de la existencia de grupos terroristas islámicos.

Tanto Malí como sus vecinos Burkina Faso y Níger, llevan más de una década luchando contra yihadistas armados, incluidos algunos aliados con Al Qaeda y el grupo Estado Islámico.

De hecho, la sangrienta ofensiva de estos grupos diezmó a los soldados franceses en la región. Los mercenarios rusos responden de una manera más brutal, y por lo tanto logran ampliar su control.

Pese a ello, los rusos también sufrieron golpes importantes. A principios del mes pasado hubo una matanza de mercenarios de “África Corps” en Mali a manos del grupo JNIM, Jama’atNusrat al-Islamwal-Muslimin, vinculado a Al Qaeda.

Para Beverly Ochieng, analista de África del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, el gobierno de Putin considera el Sahel como una región donde Rusia puede tener una presencia estratégica geopolítica y contrarrestar la influencia occidental.

Tácticas brutales. Expertos de las Naciones Unidas y organismos de derechos humanos como Human Rights Watch vienen acusando a los miembros de “África Corps” de aplicar tácticas brutales para contrarrestar la expansión de los yihadistas.

“Es probable que el Cuerpo Africano presente un enfoque más profesional, pero la estrategia operativa de incluir la violencia se mantendrá intacta. Las brutales tácticas de contrainsurgencia, como las masacres y el castigo colectivo, son estructurales”, apunta Nicholas Chkhaidze.