Omar Chehade podría ser definido como “el Amado Boudou peruano”. Hace sólo tres meses renunció a la vicepresidencia de su país, tras ser acusado por la Justicia y el Congreso por tráfico de influencias, el mismo delito por el que el vicepresidente argentino está siendo investigado por el juez federal Daniel Rafecas.
El ex abogado de Ollanta Humala y de su esposa, Nadine Heredia, habría presionado para que una azucarera administrada por sus trabajadores fuera desalojada por la policía para favorecer a la empresa Wong, a la que estaría vinculado su hermano Miguel Chehade.
En declaraciones exclusivas a PERFIL, el ex vicepresidente peruano sostuvo su inocencia y se refirió al escándalo de Ciccone. “Le envío a Boudou un mensaje de serenidad. Que todo se resuelva a través de los órganos de justicia, como fue en mi caso; tuve que pasar por cuatro meses de investigaciones en el Congreso y en la fiscalía”, confió quien fue hombre de confianza de Humala.
Aunque Chehade afirmó no conocer en profundidad el caso Ciccone, el paralelo entre su situación y la de Boudou es llamativo. Chehade fue denunciado en 2011 por el general retirado de la Policía Guillermo Arteta por presunto tráfico de influencias. Según el uniformado, el vicepresidente peruano lo habría presionado durante una cena, de la que también participaron Miguel Chehade y otros militares, para desalojar a trabajadores de la empresa azucarera Andahuasi, con el objetivo de entregar el predio a la empresa Wong.
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