En Bolivia tratan de conciliar las posturas que debaten el oficialismo y la oposición en la Asamblea Constituyente. Esta tarde, el vicepresidente Alvaro García junto a gobernadores de las nueve regiones del país debatieron un acuerdo que respete mayorías y minorías.
Después de muchas idas y venidas, el oficialista Movimiento Al Socialismo (MAS) se mostró dispuesto a aceptar que las normas de la nueva Carta Magna sean aprobadas por dos tercios (170 votos) del plenario de 255 miembros, cuando se trate de temas estructurales.
El MAS, que controla el 55 por ciento del plenario, expresó también su acuerdo para que el resto de los temas sean aprobados con mayoría absoluta en la Asamblea.
Esta fórmula fue diseñada hace más de un mes por la centroderechista Unidad Nacional –que lidera el empresario Samuel Doria Medina–, y que supone un punto de equilibrio entre el MAS (que no daba el brazo a torcer con relación a la mayoría absoluta de la Asamblea) y el partido opositor Podemos (que exige la aplicación de los dos tercios para todas las normas).
Este dilema puso en pie de guerra a cuatro regiones del este, sur y norte que apoyan a la derecha –con la agrupación Podemos a la cabeza– y se oponen radicalmente al presidente Evo Morales. Por otro lado, están también los campesinos, mineros e indígenas que apoyan al mandatario aymará y se lanzaron sobre los caminos para combatir a gobernadores, líderes empresariales y civiles de estos distritos.
Los gobernador y el vicepresidente García acordaron entonces la celebración de otra reunión más amplia que incluya a los movimientos sociales, para pacificar el país que tras ocho meses parece convulsionarse otra vez.
El cónclave, que se reunió durante horas en el palacio presidencial en La Paz, pidió a oficialistas y opositores redondear una fórmula que concilie las posiciones de mayorías y minorías y eche a andar definitivamente la Asamblea Constituyente que, instalada el 6 de agosto, aún no funciona.
