El Mercosur está en crisis. Tras la cumbre del viernes en Montevideo, el retorno de Paraguay al bloque quedó en tela de juicio. La asunción de Venezuela de la presidencia pro témpore del bloque motivó un duro comunicado del mandatario electo Horacio Cartes, que calificó como ilegal el ingreso de Caracas y puso en duda el retorno de su país. En tanto, Argentina continúa aplicando medidas proteccionistas que irritan a Brasil, quien, por su parte, busca nuevos socios comerciales fuera de la región.
Con Brasil y la Argentina como socios mayoritarios, Venezuela ingresando por la ventana –ya que el Senado paraguayo no aprobó su membresía– y Uruguay como socio más pequeño, que no quiere desgastar su relación con Brasilia y Buenos Aires, Asunción siente que no pierde demasiado saliendo del bloque que lo suspendió en 2012 por el golpe de Estado contra Fernando Lugo.
“Las características jurídicas del ingreso de Venezuela como miembro pleno al Mercosur no han sido subsanadas conforme a las normas legales a que se debe ajustar el ingreso de un nuevo miembro. El simple paso del tiempo o decisiones políticas posteriores no restablecen, por sí, el imperio del derecho. La política no es fuerza ni arbitrio”, aseveró Cartes en un duro comunicado, en respuesta a la Cumbre de Montevideo que levantó las sanciones a Asunción.
“Nosotros queríamos un gesto para normalizar la situación. El gesto era darle la presidencia pro témpore a Paraguay, para que los congresistas voten el ingreso de Venezuela. Este es un tema que caló muy profundo en la opinión pública nacional”, confió a PERFIL Eladio Loizaga, asesor de política exterior de Cartes y ex embajador de Paraguay ante la ONU.
Quien echó más leña al fuego fue el canciller argentino Héctor Timerman, que declaró que “la vuelta implica la aceptación” de todas las decisiones tomadas en su ausencia. El conflicto diplomático con Asunción sumió en la incertidumbre al Mercosur, que no sabe si contará a partir del 15 de agosto, cuando asuma Cartes, con Paraguay como socio.
Lo que más sorprendió a Cristina Fernández de Kirchner, Dilma Rousseff, José Mujica y Nicolás Maduro fue el endurecimiento de la política exterior de Cartes, que al ser electo había expresado que salir del Mercosur era una “tontería”. Lo cierto es que el nacionalismo de gran parte de la sociedad paraguaya empujó al mandatario a fijar una posición menos conciliadora.
“Hay un gran sector de los diferentes partidos políticos que está muy molesto con todo lo ocurrido. Está costando cicatrizar varios episodios que sometieron al Paraguay al desprecio y escarnio internacional, la mayoría proveniente de Brasil y Argentina. Además, se cuestiona la utilidad del Mercosur para el Paraguay”, expresó a este diario Mabel Rehnfeldt, ganadora en 2005 del Premio Maria Moors Cabot y editora del diario ABC Color digital.
Los números, de hecho, ponen en duda la importancia del Mercosur para la sociedad paraguaya. Según un informe del Observatorio de Economía Internacional (OBEI), el principal destino de las exportaciones guaraníes en 2012 fue la Unión Europea (UE), por encima del Mercosur. El Viejo Continente compró productos paraguayos por 1.735 millones de dólares, mientras que Argentina, Brasil y Uruguay absorbieron exportaciones por 971 millones. Esos países, sin embargo, son importantes para Asunción porque desde sus puertos se despachan las exportaciones paraguayas que tienen como destino otros puntos del globo.
En la Cumbre de Montevideo también cobraron fuerza las incorporaciones de Bolivia y Ecuador como socios plenos del bloque. Como en el caso de Caracas, aún resta que los parlamentos de los miembros aprueben esas nuevas adhesiones.
El paraguayo Cartes está ante la disyuntiva de evitar romper relaciones diplomáticas con sus socios regionales, pero, al mismo tiempo, no pagar un costo político interno por ceder ante los otros socios del Mercosur.