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Brasil

El PT, obligado a un "plan C"

Ante la casi seguridad de que la justicia impedirá finalmente a Lula ser candidato para octubre, su partido ya había pensado en un reemplazante. Habrá que buscar otro.

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Jacques Wagner, otro dirigente petista denunciado por corrupción | Cedoc Perfil

Conscientes de que los problemas ante la justicia finalmente impedirán a Luiz Inácio Lula da Silva ser candidato en las elecciones presidenciales de octubre, la dirigencia de su Partido de los Trabajadores ya había acordado meses atrás un “plan B” para cuando la candidatura de su líder natural quedara definitivamente bloqueada: Jacques Wagner. 

Ex ministro de los gobiernos de Lula y de Dilma Rousseff, y gobernador durante dos mandatos del estado de Bahía, Wagner es un experimentado político, con muy buen diálogo con los distintos sectores del PT que, por debajo del liderazgo de Lula da Silva, tiene corrientes duramente enfrentadas entre sí. 

Sin embargo, y tal como le ha sucedido a la primera línea de la dirigencia histórica petista, Wagner acaba de ser alcanzado también por las investigaciones de la policía federal sobre prácticas corruptas desde la función pública. El ex gobernador fue denunciado en el marco de la operación “Tarjeta roja”, por sospechas de que recibió sobornos de las constructoras OAS y Odebrecht, las grandes protagonistas del escándalo del Lava Jato, durante las obras de reforma del estadio de Salvador, la capital de Bahía, para el mundial de 2014. 

Wagner se suma así al propio Lula, a Jose Dirceu, ex organizador general del PT, y al otrora todopoderoso ministro de Economía Antonio Palocci, a la larga lista de dirigentes petista procesados o condenados por corrupción. 

“Pero hoy el PT no tiene opciones para un ‘Plan C’. Por ser un dirigente histórico y de conocida habilidad política para lidiar con las divisiones internas en el partido y en la construcción de alianzas con otras fuerzas, el perfil de Wagner no tiene correspondencia dentro del partido”, explicó el cientista político Marco Antonio Carvalho Teixeira al Estado de São Paulo. 

Cada vez más, las elecciones de octubre se presentan como un territorio desconocido y potencialmente desestabilizador de las tímidas mejoras que la economía viene mostrando. Lula encabeza todas las encuestas, pero hay consenso en que finalmente no podrá ser candidato; el gobierno de Michel Temer -el presidente más impopular de la historia del país-  no encuentra alguien que lo represente y que mida en los sondeos y, finalmente, se mantiene firme la candidatura “antisistema” de Jair Bolsonaro, el ex militar admirador de la última dictadura.

No son pocas las coincidencias entre la operación Mani Pulite, que a comienzos de los años ’90 derrumbó un sistema de connivencia corrupta entre empresas y partidos políticos en Italia, y el Lava Jato, que aún hoy sacude a Brasil y mandó a la cárcel a poderosos empresarios y políticos. Es de esperar que ahí terminen las coincidencias: la gran figura que emergió tras el Mani Pulite fue Silvio Berlusconi, que este domingo, casi un cuarto de siglo después de asumir su primer mandato, será el gran protagonista en las sombras de las elecciones italianas.