La foto no podía ser más inoportuna. En medio de una crisis financiera preocupante, a poco de haberse aplicado los recortes por € 10.000 millones en educación y sanidad, y en medio de una verdadera “tormenta” familiar, el rey Juan Carlos de España aparece con amigos en una exótica cacería de elefantes y búfalos. Las imágenes son viejas (del 2006) pero trascienden junto con la noticia de que el rey sufrió un nuevo revés en su desmejorada salud y en medio de una tormenta dinástica sin precedentes.
A muchos les parecía extraño que el rey no hubiera visitado a su nieto en la clínica donde está internado desde el lunes, a causa de un disparo que recibió cuando manipulaba una escopeta. La respuesta estaba en que el rey, de 74 años, estuvo esta semana de cacería en Botswana y que el jueves por la noche, al tropezar con un escalón en la casa donde se alojaba, se fracturó la cadera derecha en tres partes. La noticia fue dada a conocer en España 30 horas después.
Tras la caída, el rey fue tratado con analgésicos por el médico que siempre lo acompaña en sus viajes, y luego trasladado en un avión privado (en un viaje de 10 horas) de vuelta a España. Como su país no tiene Embajada en el país africano, lo que obligó a que la repatriación tuviera que ser organizada por la embajadora en Namibia.
A la una de la mañana del sábado, fue operado (por cuarta vez en dos años) en el hospital madrileño USP San José, donde permanecerá, según los médicos, entre cuatro o cinco días. Solamente podrá retomar todo tipo de actividad física “en uno o dos meses”, aunque reconocieron que el jefe del Estado español podría reincorporarse a su actividad de despacho en unos 10 días.
En las lejanas tierras de Bostwana (uno de los tres países africanos que permiten la caza de elefantes) el rey Juan Carlos disfrutaba de esta “pasión familiar” con tranquilidad desde hacía varios días. Allí se pueden cazar paquidermos con un pago previo de entre € 7.000 y 20.000 por ejemplar, y, según el diario El País, la empresa Rann Safaris (cuyo dueño es amigo del rey) organiza cacerías de elefantes y ofrece un “safari cinegético” de 14 días por € 45.000. Este pasatiempo, sin embargo, le juega una mala pasada a la Monarquía en un tiempo de peligrosa inestabilidad financiera para España: en una encuesta del diario El Mundo, el 96% de los consultados afirma que el viaje fue totalmente inoportuno.
La foto -publicada por Rann Safaris en su web- dio la vuelta al mundo y el tema figuró entre los más comentados en Twitter el sábado. La imagen del rey quedará de ahora en más seriamente dañada ante la opinión pública española.
Un sondeo de principios de diciembre por el Centro de Investigaciones Sociológicas reflejaba que su popularidad cayó por primera vez por debajo del aprobado. A todo esto se suman los insistentes pedidos de transparencia e igualdad de la Casa Real, por parte de políticos independentistas, republicanos y de izquierda, y el "Caso Nóos", que implico al yerno del rey por malversación de fondos.
Los principales partidos políticos (PP y PSOE) se abstuvieron de comentar el episodio, pero no callaron representantes de otras facciones, como Cayo Lara, del Partido Izquierda Unida: “El rey está demostrando una falta de ética y respeto a mucha gente en este país que está sufriendo mucho”. Agregó que “la Casa Real se está convirtiendo en un problema de seguridad para la propia Casa Real” y para la propia Jefatura del Estado. “Andar por ahí cazando elefantes no es un buen mensaje para compartir en tiempos de crisis”, opina el diputado Gaspar Llamazares.
Fervoroso antimonárquico, el senador del PNV, Iñaki Anasagasti, opinó en su blog que el accidente del rey muestra “lo anacrónico de una situación opaca y derrochona”, al tiempo que criticó al rey por ir “frívolamente de viaje” en la actual situación financiera. La portavoz de ERC Anna Simó resaltó el "grado de desintegración moral de la monarquía”. En referencia a los recortes presupuestarios impulsados por el presidente Mariano Rajoy, el diputado catalán Joan Herrera asegura que es “insultante” que sólo se recorte un 2% el ingreso de la Familia Real, y que sean capaces de realizar “viajes insólitos” en estos tiempos.
A la mayoría de los políticos españoles las actividades privadas del rey en tiempos de crisis son una vergüenza nacional, y descritas como “miserables atrocidades criminales”. “Sería escandaloso que estas cacerías del monarca se paguen con dinero público, y si fueron gratis habría que explicar a cambio de qué”, dijo un representante del Bloque Nacionalista Gallego, mientras que el partido republicano catalán (ERC) lamentó que el rey “viva por encima de las posibilidades de su pueblo”.
Algunos políticos irán más lejos: el grupo parlamentario de Izquierda Plural pedirá explicaciones a la Casa Real y exigirá el reintegro de los gastos del secreto viaje real.
(*) especial para Perfil.com.