La Segunda Guerra Mundial acaba de terminar. En 1948, el Plan Marshall entra en vigor en Alemania Occidental, cuando uno de los mayores criminales de guerra nazis logra escapar de su prisión en Linz, Austria. Se trata de Franz Stangl, antiguo SS-Hauptsturmführer y comandante de los campos de exterminio de judíos de Sobibor y Treblinka, responsable de la muerte de casi un millón de judíos. Stangl camina a pie por Graz y Merano, hasta Florencia.
Su destino sigue estando 300 kilómetros más al sur: Roma, capital de Italia, pero sobre todo la sede del Vaticano. "Tú debes ser Franz Stangl, te he estado esperando", lo saluda allí el obispo Alois Hudal, y le consigue papeles falsificados. Con ellos, Franz Stangl partió hacia Siria, hizo que su familia se reuniera con él y emigró de Damasco a Brasil en 1951. El hombre que perfeccionó el asesinato en masa en los campos de concentración nazis de Alemania pasó años montando coches para Volkswagen cerca de Sao Paulo.
El austriaco Franz Stangl es uno de los miles de criminales de guerra y nazis que, con la ayuda de la Iglesia, lograron escapar a través de la llamada ruta de las ratas, desde Innsbruck, pasando por los Alpes hacia Merano o Bolzano, hasta el Tirol del Sur, luego a Roma y, de allí, a la ciudad portuaria italiana de Génova. Stangl elige el desvío a través de Siria; la mayoría de los nacionalsocialistas huyen en barco directamente a Sudamérica, sobre todo a Argentina, el "Cabo de Última Esperanza" para los nacionalsocialistas, como dijo el autor y superviviente del Holocausto Simon Wiesenthal.
Cooperación espontánea
"La ruta de las ratas no era un plan estructurado, sino que consistía de muchos componentes individuales", dice a DW el historiador Daniel Stahl, del Departamento de Historia Moderna y Contemporánea de la Universidad Friedrich Schiller, de Jena, citado por Deutsche Welle. "Fue más bien una cooperación espontánea de diferentes instituciones que se estableció gradualmente después de la Segunda Guerra Mundial". Primero la huida se llevó a cabo a través de los Alpes a Italia, la ruta preferida para el 90 por ciento de los nazis.
Luego, la primera parada en Tirol del Sur, en el monasterio de la Orden Teutónica, en Merano, en el monasterio capuchino cerca de Bresanona, o en el monasterio franciscano de Bolzano, por lo que la ruta de las ratas también se llama la 'ruta de los monasterios'. Los criminales de guerra a menudo se esconden durante varios años, recogiendo dinero para huir a ultramar. Allí se llega a veces a la absurda situación de que los perpetradores se alojan justo al lado de las víctimas del nacionalsocialismo: judíos en viaje con destino a Palestina.
Y desde allí, la ruta continúa hacia Roma. Con una carta de la Iglesia Católica sobre la identidad, el pasaporte ya es solo una formalidad que se consigue a través del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), que emitió unos 120.000 documentos hasta 1951. "Algunos dicen que incluso antes del Final de la Segunda Guerra mundial había un plan elaborado para la fuga de los nazis. Pero eso no fue así. Incluso alguien como Franz Stangl anduvo por Roma un tiempo sin saber como proceder", asegura Stahl. Hasta que alguien le recomendó acudir al obispo Alois Hudal.
¿Qué sabía el papa Pío XII sobre la ruta de ratas?
Para los historiadores, una pregunta sigue aún sin una respuesta clara, 70 años después: ¿Cuánto sabía Pío XII sobre esto, es decir, Eugenio Maria Giuseppe Giovanni Pacelli, que se convirtió en papa el 2 de marzo de 1939, poco antes de que comenzara la Segunda Guerra Mundial, y que permaneció como pontífice hasta su muerte el 9 de octubre de 1958? Hubert Wolf quiere averiguarlo.
El historiador eclesiástico volará a Roma el 29 de febrero y unos días después pasará cuatro meses excavando en los archivos del Vaticano con docenas de otros colegas de todo el mundo. Eso se debe a que, a partir del 2 de marzo de 2020, el Vaticano abrirá todos los archivos del mandato de Pío XII. "Es una gran oportunidad para responder a muchas preguntas abiertas en este momento. Y un gran desafío, porque estamos hablando de 300.000, 400.000 unidades de archivo de 1.000 hojas cada una", explica a DW el Profesor de Historia de la Iglesia de la Universidad de Münster.
Preguntas difíciles para la Iglesia Católica
Hubert Wolf pide paciencia. Un veredicto serio sobre el contenido de los archivos llevaría años. Pero el experto espera algunas conclusiones nuevas sobre la ruta de las ratas, sobre todo relacionadas a la comunicación interna en el Vaticano. "¿Dio el papa instrucciones directas, o solo recomendaciones generales, por ejemplo, al querer ayudar a personas indocumentadas? Existen indicios de que el papa, apoyado por la CIA, habría dicho: 'Sí, enviamos a gente confiable a América Latina para combatir el peligro comunista en ese continente'", subraya el historiador.
Se sabe que Pío XII tenía miedo del comunismo y que lo consideraba la mayor amenaza para la Iglesia Católica. "Puede resultar que el papa no sabía de la ayuda concreta, y que algunas personas de su entorno se habrían aprovechado de eso. O bien, Pío lo supo todo y hacía la vista gorda", especula Wolf. Y advierte que "si se comprueba que el papa tenía conocimiento de personajes como Josef Mengele, eso sería una dimensión completamente nueva."
DW / DS