Un estallido de rabia y frustración sacudió ayer a Beirut, a pocos días de la explosión que devastó el puerto de Beirut y mató a más de 150 personas, cuando miles de libaneses salieron a las calles, tomaron por asalto varios ministerios y la asociación de bancos, levantaron horcas en una plaza icónica de la ciudad y forzaron al primer ministro, Hassan Diab, a anunciar el llamado a elecciones anticipadas.
“Ahora hay odio y sangre entre nosotros”, gritaban los manifestantes, que clamaban venganza con la clase política y económica, a la que acusa de ser responsable de la explosión que sembró muerte y destrucción en Beirut. Según fuentes oficiales, un policía murió durante los enfrentamientos.
Al menos diez manifestantes resultaron heridos cuando divisiones del ejército intervinieron para dispersar una procesión que desde la Plaza de los Mártires intentaba dirigirse hacia la sede del Parlamento.
Los manifestantes instalaron guillotinas de madera en la Plaza de los Mártires en Beirut, epicentro de una protesta que había comenzado de forma pacífica en octubre de 2019, y que derribó al gobierno del primer ministro Saad Hariri, antes de perder fuerza bajo los estragos de la pandemia de coronavirus y la crisis económica.
“¡Venganza, venganza, hasta la caída del régimen!”, repetían los asistentes, de todas las edades, que agitaban hojas blancas con el nombre de algunas de las alrededor de 150 personas que murieron por la explosión. Una enorme pancarta llevaba sus nombres.
“Eran corruptos, ahora son criminales”, afirmaba uno de los carteles. Desde el centro de la ciudad se podían ver las ruinas del puerto, donde el martes se produjo la explosión, que habría tenido su origen en un enorme depósito de nitrato de amonio que llevaba años en un silo.
Para los libaneses, que acumulan el peso de la crisis económica y política, la tragedia, que causó más de 6 mil heridos y dejó a decenas de miles sin hogar, fue la gota que colmó el vaso.
Entre la multitud se oían consignas contra Hezbollah, el partido-milicia chiita, al que algunos acusan por la catástrofe aunque el grupo lo niega. “¡Hezbolla, terrorista!”, gritaban.
Ataque. Además de sostener choques con la policía, un grupo de manifestantes, liderado por oficiales retirados del ejército libanés, tomó por asalto el Ministerio de Relaciones Exteriores en Beirut y lo declaró “la sede central de la revolución”.
El asalto, retransmitido en directo por las televisiones locales, se produjo mientras las fuerzas de seguridad se enfrentaban a otra manifestación, celebrada a unos pocos centenares de metros del ministerio.
“Hemos tomado el Ministerio de Relaciones Exteriores como sede central de la revolución”, anunció el general retirado Sami Rammah en un comunicado.
Los manifestantes desenrollaron dos enormes pancartas rojas en la entrada de la villa tradicional, que resultó dañada por la deflagración. En una de ellas se podía leer “Beirut, capital de la revolución” y en la otra “Beirut, ciudad sin armas”.
Otro grupo irrumpió en la sede central de la Asociación de Bancos en el centro de Beirut, y le prendió fuego antes de ser desalojado por el ejército. “¡Abajo el reino de los bancos!”, gritaban los manifestantes. También fue tomado por asalto el Ministerio de Comercio.
Las protestas fueron convocadas en su mayoría por redes sociales. Ayer, el servicio de internet en la capital libanesa se había interrumpido, sin que se informaran las causas.
Corralito. “El país vive una crisis económica sin precedentes, explica a PERFIL el analista Abas Tanus Mafud. “La libra libanesa estuvo atada al dólar casi tres décadas y ahora perdió más del 60% de su valor. Hay tres cambios: oficial, bancario y paralelo, y la inflación pasó del 3,09% en 2019 a 55% en lo que va de 2020. Y la respuesta del Banco Central a la crisis es como acá en 2001: un corralito sobre los depósitos bancarios”, agrega.
“Somos rehenes, no podemos salir del país, no podemos sacar dinero de los bancos, el pueblo está muriendo de hambre, hay más de 2 millones de desempleados”, gritaba ayer Médéa Azoury, una manifestante de 45 años que participaba de las protestas.
Convocarán a elecciones anticipadas
El primer ministro libanés, Hassan Diab, anunció ayer que propondrá elecciones parlamentarias anticipadas en el país, hundido en una crisis política y económica. En un discurso transmitido en televisión, el jefe del gobierno estimó que solo “elecciones anticipadas pueden permitir la salida de la crisis estructural”, y añadió que estaba dispuesto a permanecer en el poder “durante dos meses”, mientras las fuerzas políticas se ponen de acuerdo al respecto. “Pido a todos los partidos políticos que lleguen a un acuerdo sobre la próxima etapa”, añadió Diab. Sus dirigentes “no tienen mucho tiempo, estoy dispuesto a seguir asumiendo mis responsabilidades durante dos meses hasta que se pongan de acuerdo”, añadió.
Diaba, que formó su gabinete en enero tras la dimisión de Saad Hariri, añadió que presentará su propuesta mañana.