El Consejo de Estado chino, anunció oficialmente la intención del país de controlar el clima. Si bien China ya viene utilizando programas de manipulación climática, este proyecto promete ir más allá y alcanzar una escala nunca antes vista. Esta vez, el gobierno se comprometió manipular las nubes y cambiar los regímenes de lluvia, granizo y nieve de manera artificial para obtener un mayor control sobre su agricultura, los desastres naturales y los ecosistemas.
El documento emitido por el gobierno chino, prevé que el país “tendrá un sistema de modificación del clima desarrollado para 2025”, que abarcará una superficie total superior a 5,5 millones de kilómetros cuadrados para la operación de lluvia o nieve artificial. Además, para la supresión del granizo debería superar los 580.000 kilómetros cuadrados. Esto representa más de la mitad del territorio chino, casi el 60%.
Del mismo modo, el comunicado prevé que “para 2035, la modificación del clima de China debería llegar a un nivel avanzado mundial en términos de operación, tecnologías y servicios”.
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Impactos ambientales de la “siembra de nubes”
Según explicó el Consejo chino, la modificación del clima implicará una solución fundamental para ciertos fenómenos que asechan el territorio. En este sentido, el gobierno promete la gestión de “desastres como sequías y granizo”, como así también la asistencia de catástrofes, de la producción agrícola y la respuesta ante incendios forestales y de pastizales.
Lo cierto es que, el proceso de “siembra de nubes” no es algo nuevo. Fue a finales de la década del 40, cuando se descubrió la posibilidad de que los cristales de yoduro de plata pueden formar cristales de hielo en vapor de agua. Desde entonces, los científicos han estado trabajando para comprender cómo alterar la manera en que el agua se forma y se mueve dentro de las nubes.
Según explicó la Organización Meteorológica Mundial (OMM): “Los programas operativos para modificar artificialmente el tiempo -entre los que están incluidos los diseñados para disipar la niebla, estimular las precipitaciones de lluvia y nieve, y disminuir el granizo-, están teniendo lugar en más de 50 paises”.
Sin embargo, según la OMM este tipo de procesos presentaron dificultades históricas a la hora de demostrar los impactos de estas intervenciones en el clima. “A pesar de décadas de investigación, un profundo escepticismo rodea todavía a la siembra de nubes, debido, en parte, al reto de verificar su eficacia, estableciendo causas y efectos”, explicaron en un informe.
Particularmente, en cuanto al impacto ambiental que las políticas propuestas por el gobierno chino, Xulio Ríos, Director del Observatorio Política China y fundador y presidente del Instituto Gallego de Análisis y Documentación Internacional (IGADI), manifestó a Perfil que “es difícil establecer previsiones fundamentadas ya que son pocas las experiencias en este ámbito y más aún a esa escala”. Pero explicó: “Indudablemente, para China de lo que se trata es de mejorar la gestión de sus recursos hídricos, muy deteriorados en los últimos 40 años como consecuencia del desarrollismo”.
En este sentido, Ríos hizo hincapié en que “no se han realizado estudios suficientes que permitan evaluar los efectos derivados del uso masivo del yoduro de plata”. Sin embargo, afirmó que, considerando el escenario chino y el deterioro de sus recursos, “para Pekín, cualquier riesgo es asumible a la espera de evaluar más en detalle las consecuencias ambientales generales”.
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Posibles tensiones regionales
Según explicó Ríos, este proyecto puede traer aparejados una serie de conflictos regionales. “El impacto, en la medida que afecte a países limítrofes, puede añadir elementos de discordia en su diplomacia de vecindad”, afirmó.
En este sentido, destacó las próblemáticas que hoy giran en torno al río Mekong, el cual fluye a través de seis países: China, Birmania, Laos, Tailandia, Camboya y Vietnam. “Sobre ese río se registra desde hace años cierta polémica por los embalses y plantas de energía chinas que no tienen en cuenta el impacto río abajo”, agregó. En este contexto, opinó que “podría existir un serio problema con los recursos hídricos de la región”.
Si bien se espera que el proyecto ayude a la reducción de desastres y a la protección del medio ambiente evitando incendios o temperaturas muy altas y sequías, provocar que las nubes descarguen en un país puede traer consecuencias en los países vecinos. Por lo cual, podría afectar a la India (país con el que China ya tiene problemas fronterizos en el Himalaya), Nepal, Birmania, Vietnam, entre otros.
Incluso, un informe de investigadores de la Universidad Nacional de Taiwán advirtió que la falta de coordinación en actividades de manipulación del clima puede llevar a acusaciones sobre el "robo de lluvia" entre países vecinos.
CG/FL