INTERNACIONAL
Entrevista exclusiva

Stephen Walt: "La pandemia ha dañado más a Estados Unidos que a China"

El profesor de la Universidad de Harvard sostiene que los estadounidenses están cansados de Trump. "Si la rivalidad entre EE.UU. y China sigue intensificándose, Sudamérica probablemente tendrá que elegir un bando", alerta.

Stephen Walt 20200708
El profesor de la Universidad de Harvard dialogó en exclusiva con PERFIL | Cedoc Perfil

Stephen Walt es uno de los internacionalistas más interesantes para leer. Profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad de Harvard y columnista habitual en Foreign Policy, no teme enfrentar al establishment y discordar con buena parte de sus colegas. Él y John Mearsheimer son probablemente los intelectuales que analizan más lúcidamente el conflicto geopolítico, comercial y tecnológico entre Estados Unidos y China.

Walt mira al mundo en clave neorrealista. Para él, es más importante la competición por el poder y su distribución en un sistema internacional anárquico, que las instituciones políticas domésticas de los Estados competidores (democracia de mercado estadounidense versus capitalismo de Estado chino). Las personalidades de Trump y Xi Jinping juegan a la hora de diseñar y ejecutar la política exterior, pero no son suficientes ni determinantes para explicar el conflicto entre los dos países. Walt sostiene que tanto la izquierda como la derecha estadounidense no entienden la naturaleza de la rivalidad sino-americana, cuya lógica no tiene que ver con la ideología, sino con la estructura del sistema internacional: Estados Unidos es la principal economía del mundo y China la segunda. Según su mirada, es inevitable que se perciban mutuamente como una potencial amenaza (la más grande) a su seguridad y prosperidad. El profesor de la Harvard Kennedy School no divide al mundo en buenos y malos, o, al menos, intenta no hacerlo. Su objetivo, en cambio, es conocer cuáles son los intereses de unos y otros, en un contexto de competencia por el poder.

En diálogo con PERFIL, Walt cuestiona la gestión de la pandemia del presidente Donald Trump, analiza cómo sería la política exterior en una eventual administración del candidato demócrata Joe Biden, y vislumbra un orden internacional bipolar, marcado por la disputa entre la Casa Blanca y Beijing.

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Pero también deja una poderosa advertencia sobre el impacto de la disputa de las superpotencias en la región. "Si la rivalidad entre Estados Unidos y China sigue intensificándose, las naciones de Sudamérica probablemente tendrán que elegir un bando, al menos en lo que respecta a las cuestiones de seguridad", alerta el autor de Los Orígenes de las Alianzas y coautor de El lobby de Israel y la política exterior de Estados Unidos.

­—¿Por qué Trump perdió tanto apoyo en las encuestas? ¿Es sólo por la pandemia?

—El mal manejo de la pandemia de Trump es la causa más importante de su decreciente popularidad, que se vio exacerbada por muchas de sus declaraciones falsas y por el alto número de muertes y las graves consecuencias económicas. Además, su sordera y respuesta severa a las preocupaciones sobre la brutalidad policial contra la comunidad negra no está a la altura de la mayoría del país y eso debilitó aún más su atractivo. Los estadounidenses están cada vez más cansados de su enfoque divisivo de la política y están ansiosos por algo diferente.

—¿Cómo cambiará la política exterior estadounidense si Joe Biden es elegido presidente el próximo 3 de noviembre? ¿Si, en cambio, gana Trump, habrá algún cambio?

—El estilo de Trump como presidente fue radicalmente diferente, pero no cambió la política exterior de Estados Unidos tanto como mucha gente se imagina. Biden tratará de retroceder un poco las agujas del reloj, enfatizando la necesidad de tener aliados y la importancia de temas como el cambio climático. Pero los Estados Unidos seguirán centrados en China, la reacción contra la globalización continuará y la oposición a las "guerras eternas" no desaparecerá. La política exterior de los EE.UU. se gestionará de manera más competente, pero no cambiará tanto como mucha gente cree.

—¿Cómo ha influido la pandemia en la disputa sino-americana por el poder y la hegemonía internacional?

—Es más probable que otros países sigan el ejemplo de los Estados Unidos cuando piensan que sabemos lo que estamos haciendo. La respuesta incompetente de Trump ha dañado significativamente la imagen global de los Estados Unidos. Los Estados Unidos siguen siendo muy poderosos, pero haciendo un balance la pandemia nos ha dañado más que a China.

—China es el principal socio comercial de los países de América del Sur y del Cono Sur, entre ellos Argentina, Brasil y Uruguay. ¿Cómo deberían estos países manejar el conflicto geopolítico entre EE.UU. y China?

—Si la rivalidad entre EE.UU. y China sigue intensificándose, las naciones de Sudamérica probablemente tendrán que elegir un bando, al menos en lo que respecta a las cuestiones de seguridad. Aunque están obligados a seguir comerciando con China, los Estados Unidos se esforzarán por convencerlos de que no se acerquen a China en otras áreas.

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—Parece haber un consenso bipartidista en los Estados Unidos respecto al desafío que plantea el ascenso de China. ¿Este consenso se originó por la política exterior de Trump o a pesar de ella?

—Este consenso tiene poco que ver con Trump: es principalmente el resultado del aumento del poderío de China y sus crecientes ambiciones. El comportamiento depredador de China en la economía mundial ha alienado a gran parte de la comunidad empresarial de Estados Unidos, y el creciente poder militar de China ha alarmado al Pentágono y a muchos de los vecinos de China en Asia. Esta situación continuará mucho tiempo después de que Trump se haya ido.

—¿Cuál es, en su opinión, la estrategia más inteligente para que la Casa Blanca trate con China?

—El paso más importante es expandir y profundizar los lazos de las alianzas de Estados Unidos en Asia, para que China no pueda dominar políticamente la región. Esto es principalmente una tarea diplomática, aunque también tiene una importante dimensión militar. Al mismo tiempo, los Estados Unidos deben seguir trabajando con China en las áreas en las que nuestros intereses se superponen, como el cambio climático o la lucha contra la pandemia. También es importante que Estados Unidos no sea percibido como un innecesario provocador, porque esto alarmará a nuestros aliados en Asia y les hará cuestionar el valor de un estrecho alineamiento con Washington.

—¿Qué mundo surgirá después de la pandemia: un orden bipolar en el que Estados Unidos competirá con China, o un orden entrópico, con el poder distribuido difusamente, donde los Estados tienen poco control sobre las dinámicas que se generan?

—Creo que nos dirigimos hacia un mundo mayormente bipolar, a menos que uno de estos dos países cometa tantos errores que no pueda seguir el ritmo del otro. La única otra gran potencia en el escenario mundial ahora es Rusia, pero es mucho más débil que los otros dos y disminuirá aún más en las próximas décadas.

LD/FeL