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Carta presidencial

Alberto Fernández y Bolsonaro, un vínculo entre el Covid-19 y los cañonazos bilaterales

Hoy, la relación entre ambos líderes es nula, pese a lo cual subsiste un diálogo técnico. Los más críticos cuestionan la ausencia de una agenda política en común, que se traduce en el apoyo de Brasilia a EE.UU. para el BID, en detrimento de la candidatura argentina.

Alberto Fernandez y Jair Bolsonaro-20200707
Alberto Fernandez y Jair Bolsonaro | Cedoc Perfil

"Con mucho pesar he tomado conocimiento que ha sido afectado por el Covid-19. Quiero expresar mis deseos de que muy pronto se recupere", arranca la carta que Alberto Fernández envió a su par brasileño tras hacerse público que el test de Jair Bolsonaro había dado positivo. El vínculo entre ambos presidentes sudamericanos es nulo, ninguno los dos lo esconde, y cada tanto cruzan algunos cañonazos cuando les resulta rentable para el aliento tribunero. Aún así, se trata del jefe de Estado del principal socio comercial de la Argentina con el que Fernández se ve obligado a compartir la cuadra ya que nadie elige a sus vecinos.

 "La peligrosidad de esta pandemia queda manifiesta en los niveles de contagios. Este virus no distingue entre gobernantes y gobernados. Todos y todas estamos amenazados y por eso deben extremarse los cuidados", le escribió Fernández.

La misiva es breve, apenas 11 líneas en una carilla que se pensó y escribió entre la Casa Rosada y la Cancillería. Cierra con un mensaje de Fernández a la sociedad brasileña en medio de la pandemia a la que describe, al igual que la argentina, luchando contra la emergencia, tratando de salir adelante con precauciones.

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 "Creo que así lo entienden nuestros pueblos que enfrentan esta tragedia con entereza y responsabilidad", completa y extiende su saludo "en esta hora difícil" al destinatario de la carta, Bolsonaro, con "toda mi solidaridad con el pueblo de Brasil".

"Este virus no distingue entre gobernantes y gobernados. Todos y todas estamos amenazados y por eso deben extremarse los cuidados", le escribió Fernández.

Al mediodía, poco después de que Bolsonaro confirmara que había contraído el virus en una controvertida secuencia televisiva —se removió el tapabocas mientras retrocedía en pleno diálogo con la prensa—, Fernández anunció el envío de la nota al Planalto. Lo hizo al cierre de su participación en el encuentro de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE). "Acabo de mandarle una nota al presidente de Brasil que está infectado de coronavirus. La pandemia no cede", informó.

La carta del jefe de Estado argentino para su vecino viajó a través de los canales diplomáticos, sin pasar por la embajada de Brasil en Buenos Aires. Se difundió unas horas después de la revelación de Fernández. Al cierre de esta nota, no se había registrado aún una respuesta formal desde el Planalto y Bolsonaro continuaba al frente del gobierno, hasta donde él mismo había notificado.

Hoy los vínculos entre la Argentina y Brasil se mantienen, en esencia, a nivel técnico y pese a la evidente ausencia de simpatía entre ambos líderes. No ayuda que siete meses después de tomar posesión no haya embajador presente en Brasilia. En una reciente entrevista, Daniel Scioli adelantó que se preparaba para viajar. En la Cancillería, hace unas semanas, lo citaron para pedirle que eleve el perfil. Se estaban poniendo impacientes con su demora. El ex diputado se escudó detrás de los números de Covid-19 que arroja Brasil día a día y el ímpetu de aquellos primeros meses pareció apagarse con el verano.

Carta de Alberto a Bolsonaro-20200707

Los nexos entre ambos países prosiguen porque los intereses en común exceden a sus gobiernos, sean del color que sean. Por esa misma razón, tampoco Bolsonaro pudo quebrar su relación con el Mercosur como había amagado a fines de 2019. La prueba de ese diálogo técnico, dicen en Cancillería, es el reciente acuerdo en torno a la provisión de agua para el Río Paraná para lo cual Brasil dio el visto bueno, junto a Paraguay, para abrir las compuertas de Itaipú.  

"Hay que diferenciar el vínculo personal del vínculo que tienen los gobiernos. Yo tengo vínculo con el canciller y abajo mío, en la escala de los coordinadores del Mercosur, hablan permanentemente", señaló Felipe Solá en declaraciones a Radio 10. "El diálogo presidencial no siempre asegura que la relación sea fuerte, a veces no ocurre porque hay posiciones encontradas objetivas. Con Brasil, lo que hay es una mirada distinta con respecto al futuro del Mercosur que obviamente tiene una base ideológica, pero a la misma vez hay que ver el lado bueno, que es una voluntad de permanencia", añadió.

Jorge Neme, coordinador argentino ante el Mercosur, coincidió con el canciller en una entrevista con CNN Radio y aseguró que, incluso, el tiempo le dio la razón al gobierno de Fernández en cuanto a no acelerar las negociaciones internacionales del bloque, como pretendía Brasil. "Hoy la relación con los socios es buena más allá de que tenemos algunas diferencias.  Pero quiero señalar que la relación es primero muy cordial a nivel personal, de mucha confianza, y que las diferencias tratamos de zanjarlas conversando, poniéndonos de acuerdo primero y tratando de negociar desde el Mercosur que es como mejor nos va", sostuvo.

"El diálogo presidencial no siempre asegura que la relación sea fuerte, a veces no ocurre porque hay posiciones encontradas objetivas", explicó Felipe Solá

Neme citó como ejemplo los debates en la última cumbre del Mercosur y la decisión unánime de incorporar una nota de respaldo a la soberanía argentina sobre las islas Malvinas con la firma de los Estados Partes (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) y los Asociados (Bolivia, Chile y Colombia). En el medio del gesto político, subyacen actitudes individuales de algunos socios que incomodan al Gobierno, aunque prefieran no ventilarlas, como los pesqueros ilegales a los que Uruguay abre sus puertos o los vuelos que habilitó Brasil a las islas con escala en Córdoba, entre otras cuestiones.

Más allá de que la pandemia congeló al mundo, las relaciones con Brasil ya se habían empezaron a enfriar desde antes también en el plano comercial, con caídas en las exportaciones y las importaciones. El intercambio comercial bilateral continúa en esa tendencia en caída, con un déficit que crece mes a mes para la Argentina. Y algunos pronósticos de consultoras arriesgan un retroceso de hasta el 30 por ciento para fin de año, a niveles de 2005.

En paralelo, quienes observan la gestión de Fernández con ojos críticos, cuestionan la falta de una agenda política en común con Brasil. Lo que se traduce en movimientos concretos como la negativa de Bolsonaro a respaldar la nominación del actual Secretario de Asuntos Estratégicos, argentino, Gustavo Béliz, para la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). No solo eso: su alineamiento con Washington, lo llevó al brasileño a quebrar la tradición no escrita de que la conducción de ese organismo recae en un latinoamericano. En cambio, apoyó al nominado de Donald Trump, al igual que Bolivia. 

Bolsonaro en conferencia de prensa

Mientras, el gobierno argentino procuró diferenciarse del abordaje brasileño de la pandemia al punto de no eludir las comparaciones públicas. Algo de eso se puede inferir en el interlineado de la carta que Fernández le envió a Bolsonaro. Después de todo, el argentino aprovechó ya diversas entrevistas y conferencias de prolongación de las cuarentenas, a lo largo de estos cien días, para poner en evidencia los contrastes.

Dos semanas atrás, desde el Gobierno difundieron un artículo de The Nation muy crítico con la conducta del mandatario brasileño frente a la pandemia y en el que se lo comparaba con la estrategia argentina. No formó parte de ningún comunicado alegórico. El título, en inglés, lo decía todo: "Jair Bolsonaro no es solo un peligro para la salud de Brasil". Suficiente para cualquier buen entendedor.

MB / DS