Donald Grant, un afroestadounidense condenado a muerte por un doble asesinato, se convirtió este 27 de enero en el primer preso ejecutado en 2022 en Estados Unidos.
El hombre, de 46 años, falleció en la penitenciaría de McAlester (Oklahoma) después de recibir una inyección de tres sustancias, un "cóctel" letal compuesto por dos fármacos más bromuro de vecuronio, un paralizante, y cloruro de potasio, que detiene el corazón.
Este método de ejecución es acusado de causar un sufrimiento insoportable a los convictos, algo prohibido por la Constitución de los Estados Unidos.
Los abogados de Grant se habían quejado de que los ejecutados enfrentan un riesgo sustancial de sufrimiento y dolor severos debido a problemas con el primer fármaco, el sedante midazolam, pero la Corte no hizo lugar al reclamo.
Ese sedante fue identificado como un factor potencial en una serie de ejecuciones fallidas en Oklahoma, la última de las cuales se llevó a cabo en 2015.
En la cámara de la muerte, Grant balbuceó durante dos minutos antes de que el personal de la prisión le cortara el micrófono: "Tengo esto. Esto no es nada. Soy sólido, hijo. Voy a ir al universo y luego regresaré. Dios está aquí. El verdadero dios".
La ejecución comenzó a las 10:03 hs y Grant fue declarado inconsciente a las 10:08 antes de su muerte ante 18 testigos, 8 minutos más tarde.
En 2001, Grant, entonces de 25 años, robó un hotel para pagar la fianza de su novia encarcelada. En el ataque abrió fuego contra dos empleadas del establecimiento, matando a la gerente Brenda McElyea instantáneamente y rematando a la recepcionista Suzette Smith con un cuchillo, según documentos judiciales.
En 2005, un jurado lo condenó a muerte por el doble asesinato y desde entonces sus abogados presentaron numerosos recursos para que se anulara su sentencia, citando en particular discapacidades intelectuales.
En una petición publicada en internet, sus defensores afirmaron que padecía síndrome alcohólico fetal y traumatismo craneoencefálico causado por la violencia infligida en su infancia por un padre alcohólico.
Su última apelación, relativa al método de ejecución elegido por Oklahoma (había pedido morir a manos de un pelotón de fusilamiento), había sido rechazada este miércoles por la Corte Suprema.
La aplicación de la pena de muerte sigue descendiendo en Estados Unidos, donde en 2021 se llevaron a cabo once ejecuciones, la cifra más baja en décadas. El estado de Oklahoma llevó a cabo dos ejecuciones por inyección letal el año pasado y tiene programada una más este año, la de Gilbert Ray Postelle el 17 de febrero.
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