Desde el Vaticano
El papa Francisco está furioso con la decisión del gobierno norteamericano de pedir a sus ciudadanos que eviten los lugares religiosos de Italia, en primer lugar el Vaticano.
El aviso, colgado en la página de internet de la embajada estadounidense en Roma, se conoció a pocas horas de que el Pontífice pidiera desde la Plaza San Pedro: “por favor, ninguna puerta blindada en las iglesias. ¡Todo abierto! Este es el Jubileo de la Misericordia, no de la guerra”.
Según el Corriere della Sera, al Vaticano le molestó mucho la iniciativa americana. Después de los atentados en París, hay menos peregrinos visitando los alrededores de la Santa Sede. La Plaza San Pedro luce casi siempre vacía.
El objetivo del Vaticano, explicó el especialista Massimo Franco en el Corriere, es “disimular los operativos de seguridad, no militarizar la vida de todos”.
A los avisos de alerta que llegan desde el FBI, el Vaticano contesta pidiendo menos alarmismo y “detalles más precisos”.
Tensión. La mala relación entres los servicios de seguridad de ambos Estados –que suele ser muy buena, dado que el jefe de la custodia del Papa, Domenico Giani y el del Servicio Secreto de la Casa Blanca, Joseph Clancy, son amigos desde muchos años– empezó en vísperas del viaje papal a Estados Unidos en septiembre.
Una tarde, cuando Francisco aún se encontraba en Cuba y en la Casa Blanca se ultimaban los preparativos para su visita a Washington, le comunicaron que la seguridad de Obama pedía que fueran “revisados todos los invitados, a excepción del Papa”.
A Bergoglio lo disgustó sobremanera la idea de que Pietro Parolin, el secretario de Estado vaticano, su vice, Giovanni Angelo Becciu y hasta su jefe de seguridad, Giani, fueran sometidos al detector de metales de la Casa Blanca e hizo saber a Obama que, de haberlo sabido, hubiera ido solo a la Casa Blanca.
Luego de intensas gestiones diplomáticas, en la que Washington fue informado que el pedido de la seguridad “podía ser percibido como una falta de confianza hacia el mismo Jorge Mario Bergoglio” y al final la visita se realizó sin controles previos a la delegación papal.
Blindado. Pese a las amenazas de EI, Francisco acaba de ordenar la venta del auto blindado sin el cual Ratzinger ni salía de la Santa Sede, y rechaza toda iniciativa que “asuste” a los fieles.
El portavoz de la Santa Sede, el padre Lombardi, confirmó que en su próximo viaje a Africa el Papa no renunciará a subirse a un papamóvil y cruzar la multitud. Y también rechazó otras medidas: “no creo que tampoco acepte usar un chaleco antibalas”, dijo el portavoz.