El líder opositor Juan Guaidó reapareció ayer en público tras el fallido alzamiento del martes pasado y llamó a marchar hoy hacia los principales cuarteles de Venezuela, en un nuevo desafío al presidente Nicolás Maduro.
“Altos oficiales, oficiales medios, se han pronunciado. Hay descontento en la familia militar, vendrán nuevos pronunciamientos, nosotros no pedimos golpe sino que se sumen a la defensa de la Constitución. Hay muchísimos militares descontentos”, dijo el presidente de la Asamblea Nacional en una conferencia de prensa en Caracas, tres días después de liderar un efímero alzamiento militar junto a una veintena de uniformados.
El antichavismo intentará entregar un petitorio a los militares, en el que exhortará a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) a “ponerse del lado de la Constitución” y desconocer a Maduro. “De manera pacífica, cívica, vamos a entregar un documento sencillo, una proclama a las Fuerzas Armadas para que escuchen el llamado de Venezuela, que es posible una transición rápida para producir elecciones libres”, dijo el presidente de la Asamblea Nacional, reconocido como presidente encargado de Venezuela por medio centenar de países.
El fuerte cruce de Agustín Rossi y Alberto Fernández con Pichetto por Venezuela
El líder opositor dijo que será una “movilización nacional en paz”. “Continuar en la calle es la única manera de impulsar la actuación constitucional de la Fuerza Armada y demostrar a quienes aún sostienen al dictador que no habrá estabilidad mientras siga la usurpación”, agregó en su cuenta de Twitter.
El nuevo desafío del joven diputado llegó luego de que el martes liderara la sublevación de un reducido grupo de militares en Caracas y ordenara la liberación de Leopoldo López, su mentor político y líder de Voluntad Popular. Si bien Guaidó asegura que Maduro “no controla la Fuerza Armada”, los generales reiteraron su lealtad al bolivariano y el levantamiento no logró desalojarlo del Palacio de Miraflores. Según informó Amnistía Internacional, las protestas del martes y miércoles dejaron cuatro muertos, 200 heridos y 205 detenidos.
Huésped. Al acoger a Leopoldo López en la residencia del embajador de España, Madrid se implicó más activamente en la crisis venezolana. El líder opositor está alojado con su esposa, Lilian Tintori, y su hija menor, Federica, en calidad de “huésped” y no pidió asilo, informaron el gobierno de Pedro Sánchez y el propio López. Después de la orden de detención lanzada el jueves por un tribunal de Caracas, Madrid se mostró firme, al aseverar que “en ningún caso contempla la entrega de López a las autoridades venezolanas” y recordó la inviolabilidad de la residencia diplomática.
El dirigente venezolano ofreció el jueves una multitudinaria conferencia de prensa en los jardines de la residencia diplomática, donde auguró más “movimientos” en los cuarteles, una declaración que disgustó al gobierno español. “España no va a permitir que su embajada se convierta en un centro de activismo político”, dijo el ministro de Exteriores, Josep Borrell, durante una visita al Líbano, al anunciar que regularán las actividades del líder opositor.
Galería de fotos: todas las imágenes de la crisis en Venezuela
La estadía de López en la residencia es particularmente incómoda no solo para el vínculo bilateral entre España y Venezuela, sino también para el presidente Sánchez, que el domingo pasado ganó las elecciones generales, pero aún no comenzó las negociaciones para formar gobierno. El ruido diplomático es aun mayor por la candidatura de Leopoldo López Gil, padre del líder venezolano, a una banca del Parlamento Europeo por el Partido Popular (PP), la principal fuerza de oposición a Sánchez.
Violencia. Maduro amenazó el jueves a la oposición: “Vamos a cortarle la cabeza a quien haya que cortársela para que aprendan a respetar a nuestro pueblo”. Ayer, llegó la respuesta de Guaidó, que no mencionó esa frase, pero aludió al peligro que conlleva enfrentar al líder bolivariano. “Todos estamos expuestos a que nos metan presos o que nos maten, pero aquí estamos, dando la cara por el país. No vamos a permitir que nuestros hijos vivan de esta manera”, sostuvo.
“La Operación Libertad es un éxito, por eso suelta paramilitares para que les disparen a nuestros jóvenes”, agregó el presidente encargado de Venezuela, al referirse a los asesinatos de cuatro personas en las protestas de esta semana.
Trump llamó a Putin
El presidente de EE.UU., Donald Trump, habló ayer durante más de una hora con su homólogo de Rusia, Vladimir Putin, sobre la situación en Venezuela, además de sobre Ucrania, Corea del Norte y un posible “acuerdo nuclear” nuevo que incluiría potencialmente a China. “El presidente reiteró la necesidad de una transición pacífica en Venezuela”, dijo la vocera de la Casa Blanca, Sarah Sanders, en declaraciones a los periodistas.
La llamada telefónica se produjo mientras el secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, y el asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, John Bolton, visitaban el Pentágono para estudiar posibles opciones militares sobre Venezuela.
Preguntada al respecto, Sanders reiteró que “todas las opciones están sobre la mesa” ante la crisis política que vive el país sudamericano. “El presidente va a hacer lo que se requiera si es necesario”, subrayó la portavoz de Trump.
En su conversación con Putin, el mandatario estadounidense dejó claro que “Estados Unidos está del lado del pueblo de Venezuela”, según Sanders, que evitó criticar las acciones de Rusia en el país sudamericano, como hicieron otras figuras de la Casa Blanca. “El presidente estuvo centrado en la llamada en cómo ayudar al pueblo de Venezuela y asegurarse de que consigan los alimentos y ayuda que necesitan”, explicó Sanders. Estados Unidos responsabiliza a Rusia y Cuba de la permanencia en el poder del presidente venezolano, Nicolás Maduro.
Trump y Putin hablaron también sobre “acuerdos nucleares, tanto nuevos como extendidos”, y sobre la posibilidad de uno a tres bandas con China.