Cuatro mercenarios acusados por el asesinato del presidente de Haití, Jovenel Moïse, fueron eliminados el miércoles 7 de julio y otros dos sospechosos quedaron detenidos, luego del magnicidio que profundiza la crisis del empobrecido país.
Horas después del crimen, la policía local puso en marcha un operativo mediante el cual lograron rescatar a "tres agentes que habían sido tomados como rehenes fueron recuperados", y también "ajusticiaron" a aparentes sospechosos del hecho.
Tras haber acabado con la vida de estos sujetos, se mantuvo en secreto tanto sus identidades como las motivaciones en el delito. Según el primer ministro, Claude Joseph, se trata de "profesionales extranjeros que hablaban en inglés y español".
El magnicidio y estos últimos decesos amenazan con desestabilizar aún más a un país ya enfrentado a una doble crisis, política y de seguridad. En los últimos meses aumentaron secuestros extorsivos, reflejo de la creciente influencia de las bandas armadas en un país.
Mientras la nación intenta restablecer el orden, el gobierno de República Dominicana, quien comparte la isla La Española, ordenó el "cierre inmediato" de su frontera, a la vez que mandatarios como Joe Biden, Boris Johnson y Pedro Sánchez condenaron el "acto atroz".
De la misma manera lo hicieron numerosos países de América Latina. Asimismo, la Organización de los Estados Americanos (OEA) declaró su apoyo a la democracia en Haití al repudiar enérgicamente el asesinato, tras una sesión de su Consejo Permanente.
Moïse un exempresario que levantó varios negocios en el norte del país, de donde es originario, e irrumpió en la escena política en 2017 con un mensaje de reconstrucción, enfrentaba una fuerte oposición por parte de amplios sectores.
Consideraban que el mandato por el cual tanto se enorgullecía era, a fin de cuentas, ilegítimo. El presidente sostenía que su gobierno terminaba el 7 de febrero de 2022, pero otros afirmaban que había culminado el 7 de febrero de 2021.
El desacuerdo surgió cuando éste fue elegido en una votación anulada por fraude y, un año después, volvió a ganar las elecciones. Sin parlamento debido a la postergación de las elecciones legislativas de 2018, gobernaba por decreto, lo que avivó la desconfianza.
Durante la madrugada del miércoles 7 de julio, y según pudo reconstruir la prensa local mediante declaraciones del juez a cargo del caso, el presidente de Haití fue encontrado acribillado con 12 balazos, y que su oficina y su habitación fueron saqueadas.
Tras conocerse el ataque, el primer ministro declaró el estado de sitio tras el ataque y anunció que estaba a cargo del país, llamando a la calma y asegurando que la policía y el ejército estaban garantizando la seguridad de la población.
Martine Moïse, la esposa del mandatario, resultó herida de bala y fue inicialmente tratada en un hospital local y luego evacuada por avión a Miami, en dirección al hospital Jackson Memorial. Actualmente, se encuentra estable y fuera de peligro.
JFG