INTERNACIONAL

House of Cards y la fantasía de una versión argentina: "Hay mucho de qué hablar"

PorLeandro Darío| Perfil.com estuvo con la guionista de la serie, Laura Eason. Galería de fotos

Laura Eason, escritora, actriz, música y dramaturga, pasó esta semana por Buenos Aires para participar del estreno de su obra de teatro, Sexo con Extraños.
| Néstor Grassi

Ecléctica y talentosa, Laura Eason, escritora, actriz, música y dramaturga, pasó esta semana por Buenos Aires para participar del estreno de su obra de teatro, Sexo con Extraños, un éxito de Broadway que llegó a la calle Corrientes y que cuenta con Guillermina Valdés y Gastón Sofritti como protagonistas. Sin embargo, su estadía en la ciudad estuvo marcada por la política y por House of Cards, la serie de Netflix que retrata con crudeza la cocina del poder en Estados Unidos. “Es un show sobre el matrimonio y sobre el poder. La política es el mundo donde se desarrolla todo. Pero no es una serie política. No es sobre la corrupción de la política, sino sobre la corrupción de la personalidad”, reveló a Perfil.com la guionista del programa, que cuenta con las actuaciones estelares de Kevin Spacey y Robin Wright.

Remake de una miniserie que emitió la BBC en la década del noventa, la versión norteamericana de House of Cards, creada por Beau Willimon (guionista de Secretos de Estado, película escrita y protagonizada por George Clooney), tiene licencias, como los guiños a cámara del personaje principal, y está influenciada por Macbeth, de William Shakespeare. Eason, escritora en la segunda temporada y jefa del equipo de guionistas en la tercera, revela que Frank Underwood, el inescrupuloso político interpretado por Spacey, no está basado en ningún dirigente en particular: “Leímos mucho sobre el expresidente Lyndon Johnson, hay un poco de él, hay otro poco de Ricardo III. Pero creo que ya es una creación propia, influenciada por personas de la vida real”.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

En proceso de producción y rodaje de la cuarta temporada, la serie experimentó varios cambios. La trama que giraba en torno a los periodistas del Washington Herald fue dejada de lado y los focos se centraron más que nunca sobre el matrimonio Underwood y su alianza en pos de conquistar el poder. “Era interesante explorar cómo Frank lograba su objetivo y que Claire se daba cuenta que los logros de él no eran sus logros. Y que ser Primera Dama no era lo suficientemente satisfactorio para ella", explica Eason. 

En Estados Unidos hay un impulso contradictorio, amamos la democracia y la vida en comunidad. Pero, por el contrario, hay un fuerte sentido del individualismo y de no necesitar al otro. Hay una acalorada discusión sobre estos impulsos y creo que Frank habla sobre eso: cómo hacer que las cosas funcionen, una cualidad con la que los norteamericanos se sienten identificados”, sostiene la guionista.

—Frank mató en dos ocasiones, es ambicioso y despiadado. ¿Por qué la gente se siente identificada con él?
—Nosotros continuamente empujamos los límites. Y nos preguntamos: “¿Van a apoyarlo ahora? ¿En serio?” Me parece que  tiene que ver con la vieja técnica de hacer cómplice a la audiencia, de los guiños a cámara que hace el personaje. Para nosotros también es increíble y sorprendente que la gente lo quiera tanto. Nos preguntamos por qué.

—¿Cómo es el proceso de trabajo y de creación de cada temporada?
—Tardamos un año en escribir y rodar cada temporada. Al principio, Beau tiene una idea de cómo la historia debe desarrollarse. Luego, lo discutimos entre seis a ocho semanas y hacemos un documento de 60 páginas, que es la Biblia de la temporada. Finalmente, trabajamos cada episodio en particular.  

—¿Por qué a Obama y otros políticos norteamericanos les gusta tanto el show?
—(Ríe). Creo que a la gente le interesa ver cómo son reflejados sus trabajos. No lo sé. Tratamos de mostrar las maquinaciones de la política y de sus operadores. Es encantador que a todos en Washington les guste tanto. House of Cards es una versión tan extrema de la política y, aunque es improbable, es posible. 

—¿Podría haber un House of Cards argentino, que retrate la política local?
—Vos sabés de eso más que yo, pero me parece que mucho de qué hablar y que explorar acá (risas). Me parece que habría mucho por hacer.

 

(*) Periodista de Diario Perfil, especial para Perfil.com | Twitter: @leandario