Desde Arabia Saudita
La campaña de ataques aéreos sobre Yemen de la coalición liderada por Arabia Saudita contra el avance de los rebeldes hutíes, que vienen ejerciendo su dominio en gran parte del país, hizo que los rebeldes chiitas respondieran utilizando periodistas y activistas como escudo humano.
Así denuncian activistas de derechos humanos y organizaciones profesionales, que sostienen que retener a los periodistas se está convirtiendo en un mecanismo habitual durante los bombardeos de la coalición.
Ayer mismo, la coalición volvió a realizar bombardeos aéreos, dos días antes de que se abran conversaciones de paz en Ginebra.
Los ataques se concentran en las regiones de Dhamar (centro) y Saada (norte), bastiones de los rebeldes. Días atrás también se atacó el centro histórico de Sana’a, declarado patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Los escudos. Las víctimas que se eligen como escudos humanos son, sobre todo, periodistas que trabajaban para los medios que se oponían a las atrocidades de los rebeldes y que fueron disueltos apenas los hutíes tomaron el poder, tras derrocar al presidente Abed Rabbo Mansour Had, en febrero de este año.
Es una especie de “apagón informativo” practicado por los hutíes, afirma, desde Arabia Saudita, Husam Sahreef, miembro del Sindicato de Periodistas de Yemen, que huyó del país en diciembre de 2014. Desde esas fechas, los hutíes han sido acusados de secuestrar a cientos de periodistas, políticos y activistas, llevándolos a destinos desconocidos.
“La detención de disidentes políticos, entre ellos periodistas en puestos militares, es considerada un asesinato extrajudicial, ya que están sujetos a la pena de muerte en cualquier momento sin ser juzgados, ni condenados”, dice a PERFIL Mohamed Sadan, un abogado que trabaja en la zona con estos casos.
Una de las historias que tienen nombre y apellido es la de Abduallah Khabel, un periodista de 25 años detenido por un grupo rebelde aliado a los hutíes, el 19 de mayo. Una semana después, la coalición bombardeó un cuartel militar en la provincia de Harán, donde Khabel y otros periodistas y activistas permanecían detenidos. Todos murieron.