El Consejo de Guardianes de la Constitución aprobó siete candidatos para las elecciones presidenciales que tendrán lugar el 18 de junio para reemplazar al actual Presidente Hasan Rouhani quien asumió en 2013. El Consejo está formado por seis juristas islámicos nombrados por el Líder Supremo, Ali Jamenei, y seis elegidos por el Parlamento a propuesta del Jefe de Justicia quien a su vez es designado por el Líder Supremo. El propósito de la rigurosa selección es asegurar el respeto y cumplimiento de los valores del Islam. El Líder Supremo es quien ejerce en realidad el control último sobre la República Islámica para garantizar la continuidad del sistema y evitar los desvíos de los principios religiosos.
El Consejo de Guardianes priorizó a los candidatos conservadores y ortodoxos entre los cuales se destaca la del clérigo Ebrahim Raeisi, Jefe de Justicia, y custodio de la importante Mezquita de Mashhad. En las elecciones de 2017, obtuvo 38% de los votos detrás del 57% del Presidente Rouhani. En 1988 fue uno de los cuatro jueces que formaron parte de la Comisión que avaló la ejecución de miles de opositores calificados como apóstatas del Islam, lo que la hizo conocida como el “Comité de la Muerte”. Amnistía Internacional publicó un informe denominado “Secretos ahogados en Sangre” sobre la matanza de 1988. El Líder Supremo es quien ejerce el cargo de Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas.
El propósito de la rigurosa selección es asegurar el respeto y cumplimiento de los valores del Islam
El rechazo de las candidaturas del Vicepresidente Primero, Esh´aq Jahangiri, y el Presidente del Parlamento, Ali Larijani, fueron interpretadas como una capitulación del Presidente Rouhani.
El sistema de selección de candidatos cuestiona el argumento sobre las posibilidades de una apertura del régimen iraní. La Constitución de la República Islámica no solo asegura la vigencia del Islam sino que también impuso un sistema de instituciones que garantizan la permanencia en el poder de “los hombres justos” dando origen a una casta clerical que se retroalimenta para mantenerse en el poder. El Preámbulo dice que el Ejército y la Guardia Revolucionaria Islámica se organizarán no solo para preservar las fronteras sino también para cumplir la misión ideológica de la Jihad a la manera de Dios: “Es decir extender la soberanía de la ley de Dios por todo el mundo”.
La Constitución prevé también la participación de Irán en apoyo de otros movimientos islámicos “para asegurar la continuación de la lucha por la liberación de todos los pueblos desposeídos y oprimidos en el mundo”. La clase clerical que alcanzó el poder durante la Revolución de 1979 contra el Sha Reza Pahlevi asumió como propia una tarea mesiánica de mensajeros del Islam para “extender la soberanía de la Ley de Dios por todo el mundo” que es inherente a todas las religiones que rechazan el derecho de los individuos a la libertad.
El sistema de selección de candidatos cuestiona el argumento sobre las posibilidades de una apertura del régimen iraní
Las negociaciones del Plan Conjunto Integral (JCPOA) en Viena sobre el programa nuclear afrontan un panorama pesimista ante las perspectivas de un endurecimiento de las posiciones iraníes como consecuencia del proceso eleccionario. La selección de los candidatos constituye una señal negativa para sellar un acuerdo real de limitación al enriquecimiento de uranio a cambio del levantamiento de las sanciones impuestas durante el Gobierno de Donald Trump. La Administración de Biden se encuentra ante un importante desafío para su política de apaciguamiento a través de negociones con un contrincante que hasta el momento no ha mostrado intenciones de abandonar los objetivos de expansión inscriptos en su Constitución.