El presidente francés, François Hollande, acusó al grupo Estado Islámico (EI) de la oleada de atentados cometidos el viernes por la noche en París que causaron al menos 150 muertos y 250 heridos. Tras los múltiples ataques, el mandatario decretó tres días de duelo nacional al tiempo que reforzó las medidas de seguridad en todo el territorio nacional.
"Lo que ocurrió ayer es un acto de guerra (...) cometido por Daesh (acrónimo árabe del EI), organizado desde el exterior y con complicidades internas que establecerá la investigación", declaró Hollande en el Elíseo. "Lo que defendemos es nuestra patria, pero también mucho más, son los valores de humanidad, y Francia sabrá tomar sus responsabilidades", declaró, y además pidió "unidad" y "sangre fría" a los franceses.
El presidente francés denunció un "acto de barbarie absoluta", tras reunirse con los principales ministros de su gobierno. Hollande también anunció que comparecerá el lunes ante el Parlamento francés reunido en el Congreso de Versalles, cerca de París, "para unir a la nación en este trance". Ese procedimiento es extraordinario en Francia.
El grupo yihadista no había reivindicado los atentados en el momento de las declaraciones del mandatario francés, pero tras sus dichos emitieron un comunicado en las redes sociales en el que se hacían responsable de ellos y adelantaron que Francia seguiría siendo un objetivo de sus ataques.
"Ocho hermanos con cinturones explosivos y rifles de asalto" llevaron a cabo "un ataque bendito (...) contra la Francia Cruzada", explicó el comunicado. ISIS detalló que los terroristas suicidas perpetraron los ataques en varias puntos de la capital francesa que habían sido estudiados con premeditación y cuidadosamente. Algunos testimonios de los atentados detallaron a medios franceses que varios atacantes que participaron de la matanza en el teatro Le Bataclan habrían abierto fuego culpando a Hollande por su intervención en Siria.
