Desde Roma
Tres semanas consecutivas de aumento de casos de coronavirus, incertidumbre y polémicas enmarcan la reapertura de las escuelas en Italia, prevista para el 14 de setiembre.
“Tenemos el deber moral de reabrir, es una prioridad absoluta del gobierno”, afirmó la ministra de Educación Lucia Azzolina, entrevistada por la RAI. Por su parte, el Comisario Extraordinario para la Emergencia Coronavirus, Domenico Arcuri, expuso que “la reapertura de las escuelas es necesaria no solo por fines de instrucción, sino también, y ante todo, porque es el primer regreso colectivo a la normalidad”.
Alarma. Desde el confinamiento total anunciado el 9 de marzo por el premier Giuseppe Conte para frenar los estragos que causaba el Covid-19, ultimamente los italianos disfrutaban del verano sin prestar demasiada atención a la advertencia sanitaria oficial de no bajar la guardia en una etapa de “convivencia con el virus”, que “nunca se fue”, como confirmó Arcuri.
El alivio de un gradual retorno a la rutina se alteró recientemente con la curva creciente de contagios, que ayer marcó un récord de 1.071 en un día, frente a los 967 del viernesn, según datos del Ministerio de Salud. Este numero es el más alto desde el 16 de mayo (875 contagios), cuando estaba vigente el lockdown, que finalizó dos días después.
Un reciente informe del Ministerio de Salud destacó en sus conclusiones que “Italia se encuentra en una fase epidemiológica de transición con tendencia a empeorar progresivamente”.
En este marco se registró asimismo un descenso de la franja de edad más afectada, que pasó de las personas de más de 60 años a las de alrededor de 30.
Estos datos determinaron el cierre de las discotecas, muy frecuentadas por los jóvenes durante las vacaciones, e hisopados en los aeropuertos para quienes regresan del exterior.
Reapertura. En tanto, la ministra Azzolina aseguró que “no peligra la reapertura del año escolar” y detalló las medidas previstas. “Es un operativo complejo pero estamos más preparados que cuando estalló la pandemia”, dijo, y detalló que se van a distribuir en las escuelas 11 millones de barbijos por día y se han “ampliado las aulas y buscado otros espacios para que los estudiantes sentados en los bancos puedan bajar las mascarillas” cuando estén a un metro de distancia entre ellos.
Surge así una novedad: el uso obligatorio de barbijos por parte de los alumnos a partir de los seis años, algo no fácil de hacer respetar.
La medida no cayó bien a la Asociación Nacional de Directores de Escuela, que preside Antonello Giannelli, que reclamó revisar “la responsabilidad penal imputable a dirigentes de escuela en relación a los ambientes de trabajo” en caso de eventuales contagios en los locales de enseñanza.
“El gobierno trabaja para aumentar la planta docente, contratrando hasta 100 personas por tiempo indeterminado y otras por tiempo determinado”, puntualizó la ministra Azzolina, sin más precisión. Otro tema de debate en un país donde hay “clases gallinero” con alrededor de 35 niños por aula, cuando la capacidad es de 18 y qué medidas se tomarán frente a eventuales contagios en una escuela. Hablando en potencial, la ministra dijo que en caso de Covid de un alumno “podría ir en cuarentena toda la clase”.
Sindicatos. La ministra acusó a algunos sindicatos de sabotear el inicio de las lecciones presenciales, palabras que la responsable del Departamento Escuelas del Sindicato CGIL, Anna Maria Santoro, calificó de “infundadas”.
El sindicato “quiere la reapertura presencial de las clases” pero es “inflexible sobre la segururidad” de trabajadores y alumnos, argumentó Santoro.También consideró que a pocos días de la reapertura hay “incertezas” como por ejemplo la falta de entrega de los nuevos bancos individuales. “Nadie sabe decir cuándo llegarán los que faltan”, destacó.
“Como padre pienso que la escuela tiene una dimensión social fundamental para los niños”, dijo a PERFIL Lorenzo Teodonio, doctor en Física, docente y con tres hijos de 13, 10 y 6 años. “El gobierno fue deficitario sobre el cierre de las escuelas y sobre la falta de alternativas a la educación a distancia”, subrayó.
“Como docente, y para colmo de Matemática, una materia difícil de ‘digitalizar’, fue un desafío, tal vez interesante, pero realizado ‘en completa emergencia’”, explica Teodonio, que no es muy optimista: “Deseo que en setiembre no ocurra nada de lo ya visto. Hubo seis meses para enfrentar la situación... pero temo que todo irá mal”.