Por su estrategia en la lucha contra el coronavirus, Jacinda Ardern se hizo popular aún fuera de Nueva Zelanda. Ahora la primera ministra de ese país, estudia acortar la semana laboral a solamente cuatro días.
La primera ministra utiliza todas las redes sociales para comunicarse con la sociedad y luego de una charla que hizo por Facebook comentó: “Escuché a muchas personas sugiriendo que deberíamos tener una semana laboral de cuatro días. Y eso es algo que en definitiva deben acordar empleadores y empleados. Pero también ya he dicho, que en Nueva Zelanda hemos aprendido mucho con Covid-19 acerca de la flexibilidad de quienes tuvieron que trabajar en sus casas, y el consecuente rédito productivo.”
Y agregó: “Por eso incentivaría a quienes dan trabajo a pensar sobre la semana de cuatro días laborables si, obviamente, están en condiciones de hacerlo. Pensar si eso es algo que funcionaría en su empresa o negocio dado que sin duda ayudaría al turismo en todo el país.”
La mención al turismo de boca de Ardern no fue casual. En Nueva Zelanda, el turismo es una de las industrias más importantes. En marzo de 2019 -cierre de la temporada 2018- el turismo generó 9900 millones de dólares, es decir, un 5,8 por ciento del PBI. A eso se sumó un 4 por ciento más que generaron las industrias colaterales a la actividad turística. Con las fronteras aún cerradas, el turismo está en crisis.
Un empresario de Nueva Zelanda que tiene 200 empleados y aplicó la semana laboral de cuatro días en 2018 dijo que sus asalariados estuvieron más felices y fueron más productivos. Por eso, salió a apoyar la propuesta.
Si la semana laboral de cuatro días reactiva el turismo interno, esa industria que emplea a 229 mil personas tendría más posibilidades de generar quizá, hasta los 4 mil millones de dólares que los neozelandeses gastaron viajando dentro la isla en todo 2019. En abril último, el 93 por ciento de los 1600 miembros de la Cámara de Turismo ya había usado un subsidio del Estado para pagar sueldos y un 30 por ciento había pedido rebajas impositivas.
En apoyo de la medida de acortamiento de la semana laboral que mencionó Jacinda Ardern salió el empresario Andrew Barnes. Según publicaron los medios de Nueva Zelanda, Barnes tiene 200 empleados y en 2018 aplicó la política de sólo cuatro días laborables. Y el resultado, explicó Barnes, fue que observó a sus empleados más felices y productivos. Y en vistas de los efectos que trajo el Covid-19, para él, el régimen de cuatro días tendría beneficios para la salud mental y física, el medio ambiente, la vida familiar y social y el cambio climático. “Para Nueva Zelanda sería una estrategia para reconstruir la economía y particularmente el turismo”, dijo el empresario.
EI / DS