John F. Kennedy ordenó al Servicio Secreto de Estados Unidos que mantuviera distancia el día en que fue asesinado (22 de noviembre de 1963) en medio de un viaje de campaña a Dallas, Texas. Se trata de uno de los sucesos más recordados del Siglo XX.
JFK permanecía en el auto presidencial cuando decidió contactarse con el supervisor del Servicio Secreto, Floyd Boring. Solicitó que los agentes que viajaban en grupos especiales instalados cerca del maletero retrocedieran y procedieran a seguirlo desde otro lugar.
"Es excesivo, Floyd. Y está dando una impresión equivocada a la gente", le dijo Kennedy a Boring. "Tenemos unas elecciones próximas. El objetivo es que yo sea accesible para la gente", justificó e insistió el presidente N°35 de los Estados Unidos.
El exabrupto y evidente enfado del exmandatario por la proximidad de los agentes no fue un hecho aislado. Conductas similares fueron esbozadas por él mismo y demás mandatarios, respecto de la protección ofrecida por el Servicio Secreto norteamericano.
Tras el cruento asesinato, a manos de un fusil de cerrojo italiano Carcano M91/38 de 6,5 mm, algunos de los agentes que custodiaban el Lincoln Continental se preguntaron si esa distancia adicional del automóvil les impidió salvarle la vida a JFK.
"Zero Fail: The Rise and Fall of the Secret Service", libro de la reportera del Washington Post, Carol Leonnig, y que está a la venta este mismo martes, relata la historia presidencial desde el punto de vista del servicio y evidencia lo ocurrido aquel 22 de noviembre.
El escrito exhibe pruebas contundentes que marcaron la diferencia el día en el que Kennedy fue asesinado a sangre fría. Entre ellas, presupuestos inadecuados, luchas políticas internas y agentes mal preparados para misiones de vida o muerte.
Asimismo, y como el mismo expresidente dejó en evidencia a través de sus declaraciones, su presencia e imagen tenían un impacto mayormente positivo siempre y cuando pudiera tener contacto directo con el público. Ello también implicaba un desafío.
"En privado, los agentes del Servicio Secreto vieron a un hombre cortejando al peligro, sobretodo durante frecuentes coqueteos de éste con mujeres jóvenes ", escribe Leonnig, en un adelanto del Post. "Kennedy fue extremadamente imprudente", agregó.
"Sus acciones hicieron que algunos de sus protectores se sintieran incómodos y algunos bastante enojados", reveló la reportera estadounidense a la vez que insistió en que "profesionalmente, fue su tarea más difícil hasta el momento".
Kennedy fue uno de los pocos mandatarios que logró quebrantar todos los récords de viajes presidenciales fuera de la Casa Blanca y alrededor de los Estados Unidos. La mayoría de ellos tuvieron lugar inmediatamente después de asumir el cargo en 1961.
Durante el período en el que se extendió su presidencia, siendo esto desde enero de aquel año hasta noviembre de 1963, el destacamento del Servicio Secreto contaba solo 34 agentes, que trabajaban en equipos formados por seis hombres.
Con el objetivo de cubrir una extremadamente ocupada agenda presidencial, dichos agentes debían trabaja turnos dobles e incluso ofrecer sus servicios en sus días libres. A menudo, renunciaban a noches de sueños y la fatiga lograba quebrarlos de tanto en tanto.
Sin embargo, y para desgracia del Servicio Secreto, el problema no era la falta de mano de obra, sino el propio Kennedy. Cuando él sentía que le era conveniente, decidía deshacerse de los guardias que lo custodiaban, creyéndolos finalmente ineficaces.
JFG