Kiribati, una pequeña república insular ubicada en el Océano Pacífico, era el último lugar del mundo sin coronavirus, hasta ahora.
El número de casos confirmados de Covid-19 en aumentó a 181, una cifra considerada alarmante por las autoridades del país, donde había solo 36 contagios a principios de enero.
Tras el inicio de la pandemia, el archipiélago de 140.000 habitantes siguió siendo uno de los últimos lugares de nuestro planeta que logró evitar brotes de Covid debido a su remota ubicación y a los estrictos controles fronterizos que se establecieron en marzo de 2020 y siguieron vigentes hasta ahora.
Pero en los primeros días de 2022, Kiribati comenzó a reabrir cuando las autoridades permitieron que la Iglesia Mormona de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días alquilara un avión para llevar a 54 de los ciudadanos -muchos de ellos misioneros que se habían ido del país antes del cierre de fronteras- de regreso a sus hogares.
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Al reingresar a Kiribati, más de la mitad de los repatriados dio positivo en las pruebas de coronavirus a pesar de que previamente se les habían hecho tres testeos en Fiji y de que guardaron cuarentena con pruebas adicionales cuando llegaron a su país.
Antes del brote, Kiribati había informado solo dos casos de Covid: miembros de la tripulación en un buque de carga entrante al que finalmente no se le permitió atracar.
Ante esta situación, el presidente de Kiribati, Taneti Maamau, anunció que el gobierno está utilizando todos sus recursos para mejorar la situación e instó a las personas a vacunarse. Además, su gobierno declaró “estado de desastre”, con confinamientos estrictos en varias de las islas que componen el archipiélago.
Según el diario británico The Guardian, la noticia de las llegadas de contagiados de Covid-19 “provocó el pánico en los lugareños, especialmente porque se filtró al público en lugar de anunciarse oficialmente”.
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“Como padres, estamos preocupados por nuestros hijos porque, a diferencia de nosotros, no están vacunados y no tienen acceso a una [vacuna] en la isla”, dijo Kareaua Nawaia, un maestro de escuela de 32 años y padre de tres hijos.
Solo el 33% de los habitantes de Kiribati están completamente vacunados, según la publicación científica Our World in Data. El mes pasado, el gobierno dijo que el 93,4% de la población de 18 años o más recibió su primera dosis de la vacuna Covid, pero solo el 53,1% recibió una segunda dosis.
Api Talemaitoga, presidente de una red de médicos indígenas de las islas del Pacífico en Nueva Zelanda, informó que Kiribati solo tenía “algunas” camas de terapia intensiva y que antes de la pandemia dependía de enviar a sus pacientes más enfermos a Fiji o Nueva Zelanda para su tratamiento.
Al respecto, Helen Petousis-Harris, experta en vacunas de la Universidad de Auckland en Nueva Zelanda, comentó refiriéndose a Kiribati que "en términos generales, es inevitable" que el COVID-19 "llegue a todos los rincones del mundo". "Se trata de ganar suficiente tiempo para prepararse y vacunar a la mayor cantidad de personas posible", agregó.