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detras de la intervencion en rio

La ‘bancada de la bala’ gana fuerza en Brasil

El frente parlamentario que exige mano dura se beneficia del giro en seguridad pública de Temer. Lobby de armas y nexos con uniformados.

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la vida en verde oliva. El Ejército brasileño custodia los accesos a las favelas de Río de Janeiro que las autoridades consideran como más peligrosas. | AFP
El reciente giro del gobierno de Michel Temer en materia de seguridad sintoniza con los anhelos de un sector que gana cada vez mayor peso en el Congreso brasileño: el “Frente Parlamentario de Seguridad Pública”, popularmente conocido en Brasil como la bancada da bala, un grupo de legisladores que promueven la mano dura y alientan medidas como la flexibilización de la tenencia de armas, el endurecimiento de las penas de cárcel, la baja de la edad de imputabilidad y el involucramiento de las Fuerzas Armadas en seguridad interior.
Temer adelantó esta semana que la intervención federal y militarización de Río de Janeiro podría servir como “laboratorio” para otros estados del país que también padecen elevados índices de violencia urbana. El mandatario dejó entrever así que su estrategia de lucha contra el crimen organizado, que muchos leen como una maniobra electoral, seguirá al tope de la agenda gubernamental durante sus últimos meses de mandato.
Para la bancada da bala, el momento político no podría ser más propicio. El Parlamento brasileño empezará a tramitar en los próximos días un paquete de proyectos de ley relativos a la seguridad pública. Con el auspicio del presidente de la Cámara baja, Rodrigo Maia, el líder y coordinador de la bancada, el diputado Alberto Fraga (DEM), acaba de ser designado como relator del debate en ciernes.
“Este grupo representa los intereses de sectores vinculados a las fuerzas de seguridad, de donde obtienen buena parte de sus votos, y expresa una visión muy conservadora de la seguridad pública basada en el endurecimiento penal y penitenciario –explicó a PERFIL el sociólogo Ignacio Cano, coordinador del Laboratorio de Análisis de la Violencia de la Universidad del Estado de Río de Janeiro–. Tiene una gran influencia en la agenda legislativa sobre estos temas. En un momento en que el gobierno federal apuesta por una visión militarizada de la seguridad pública, este grupo adquiere aún más importancia y espera poder aprobar algunos de sus proyectos de ley antes del fin del actual mandato”.
El objetivo número uno de la bancada da bala es desarticular el Estatuto de Desarme que rige desde 2003, y que restringe la tenencia doméstica de armas de fuego. En ese punto, el grupo va más allá de lo que el gobierno de Temer parece dispuesto a conceder. El flamante ministro de Seguridad Pública, Raul Jungmann, se declaró días atrás “defensor del control de armas” porque “más armas no significa más seguridad”.

Cálculos. Aún así, dicha agenda legislativa resulta funcional para un gobierno en busca de recuperarse en las encuestas. Por estos días, el oficialismo da impulso a la creación parlamentaria de un Sistema Unico de Seguridad Pública que haga más eficiente la distribución de recursos a niveles federal y estadual. Fraga y los suyos pretenden colar en la discusión otras propuestas como el endurecimiento de las penas por tenencia de drogas y la eliminación de regímenes punitorios progresivos.
Aunque la bancada da bala dice moverse conforme con sus principios ideológicos, la prensa brasileña –y, en particular, la cadena Globo– ha dado cuenta de sus vínculos con el lobby de los fabricantes de armas, frecuentes financistas de sus campañas electorales.  Entre los legisladores que conforman el grupo abundan los policías y militares retirados. En ese rejunte de parlamentarios antes uniformados sobresale como primus inter pares el ex capitán Jair Bolsonaro, hoy candidato presidencial y líder en las encuestas para la primera vuelta de las próximas elecciones. Aunque sin éxito asegurado, es a Bolsonaro, precisamente, a quien la coalición oficialista intenta disputarle hoy la agenda de la seguridad pública. La bancada da bala, agradecida. n