Las elecciones generales del 20-D redefinieron el mapa político en España y abrieron lugar para el ascenso de nuevas figuras que pesarán en las negociaciones entre partidos para la conformación del nuevo gobierno. Acaso la más inesperada sea la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, la dirigente política que aportó el mayor caudal de votos a Podemos y sus aliados. Colau se convirtió en una pieza clave en la estrategia del partido de Pablo Iglesias, a tal punto que sus planteos pueden condicionar el diálogo con otros partidos –en especial, con el PSOE– para la designación del sucesor de Mariano Rajoy.
La alianza de izquierda entre Colau e Iglesias obtuvo el 24,7 por ciento de los votos en Cataluña, lo que equivale a doce bancas en el Parlamento nacional y coloca a Podemos como la primera fuerza en territorio catalán. Sobre la base de ese triunfo, Colau apuesta ahora a lograr lo que no logró el presidente de la Generalitat catalana, el conservador Artur Mas: la celebración de un referéndum sobre el derecho a la “autodeterminación” de Cataluña. De hecho, Iglesias condicionó cualquier pacto de gobernabilidad con los demás partidos a la concreción de dicha consulta soberanista.
Alianza rendidora. Según publicó esta semana el diario El País, en el equipo de Colau consideran que la victoria en las elecciones se consiguió por una combinación del capital político de Iglesias y Colau: el líder de Podemos comprendió que para tener un buen resultado en Cataluña el compromiso con el referéndum era necesario; y la propia alcaldesa escribió el “guión” de la consulta popular, pese a que durante la campaña había expresado su voluntad de que los catalanes vuelvan a considerar a Madrid como su capital.
Es que Colau no es una militante “pura” del independentismo, sino que proviene del movimiento antidesahucios, en el que se ganó el respeto de las bases gracias a décadas de militancia social y callejera. No obstante, al igual que Iglesias, considera que ningún proceso de cambio en Cataluña puede obviar el pulso soberanista, que se tradujo en dos millones de votos en las elecciones autonómicas de septiembre.
“Los galones se los ha dado la gente –ha dicho a la prensa Joan Giner, diputado catalán de Podemos, sobre Colau–. Ella es la cara del cambio en Cataluña”. Ahora está por verse qué tanta cintura política tiene para tejer acuerdos.