INTERNACIONAL
la pelea del Águila y el dragÓn

La disputa de Trump y Xi amenaza el vínculo entre Argentina y Brasil

A la nula sintonía entre Bolsonaro y Alberto Fernández se suma la descoordinación en decisiones estratégicas, como la provisión de 5G, un campo de batalla de China y EE.UU.

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“gripezinha”. El presidente de Brasil enfrenta una aguda crisis política, económica y sanitaria. | afp

El águila planea sobre el hemisferio, con su prominente pico erguido y la vista fija en la cumbre de presidentes del Mercosur. Un ser mitológico enorme también acecha en los márgenes, preparado para “copar la parada”. El dragón no ofrece espejos de colores, sino enormes importaciones de commodities, millonarias inversiones para construir infraestructura, y una red de 5G veloz y barata. Nunca, ni siquiera en la Guerra Fría, el liderazgo hemisférico del águila había estado tan amenazado.

El dragón tiene fortaleza para defenderse, pero los países de la región, que observan desde afuera la disputa, temen ser compelidos a elegir uno u otro bando. Entonces, se enfrentan a un dilema: elijan lo que elijan, habrán enojado a uno de los poderosos contendientes. ¿Qué pasará si optan por el dragón y el águila los castiga? ¿Y si sucede lo inverso?

Si la bipolaridad emergente entre Beijing y Washington se vuelve cada vez más conflictiva, como advierten algunos internacionalistas, las decisiones estratégicas que tomen la Casa Rosada y el Palacio del Planalto marcarán un antes y un después para Argentina y Brasil. ¿Cómo cooperarán los que hoy son los principales socios comerciales del Mercosur pero cuyo intercambio se derrumba sostenidamente hace años? ¿Cómo compartirán información en un mundo donde la Casa Blanca, la superpotencia hemisférica, advierte a China, el principal socio comercial en los países del Cono Sur, como una amenaza a su seguridad nacional y a su hegemonía internacional?

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Desde San Pablo, Oliver Stuenkel, profesor de Relaciones Internacionales de la Fundación Getulio Vargas, señala que la relación bilateral está en su peor momento desde la década de 1980. “La región no tiene un proceso para coordinar su actuación, su estrategia, en un mundo cada vez más marcado por tensiones geopolíticas entre Estados Unidos y China. Hay peligro que los países sean parte de esferas de influencia diferentes”, explica a PERFIL. “Estamos hablando no sólo de esferas de influencia comerciales y geopolíticas, sino también tecnológicas, con un riesgo de que sean incompatibles”, agrega.

Vulnerabilidad. El Mercosur atraviesa una perpetua crisis endógena (apertura comercial versus proteccionismo) que no sabe gestionar. Mientras Brasil, Uruguay y Paraguay quieren firmar nuevos tratados de libre comercio y reducir el Arancel Externo Común, Argentina se opone. Esa parálisis y falta de coordinación los expone más a una vulnerabilidad externa: ser una de las regiones donde Estados Unidos y China diriman sus diferencias.

Francisco de Santibañes, secretario general del CARI, sostiene que sería suicida un enfrentamiento militar entre China y Estados Unidos porque ambos tienen armas nucleares. “La lógica indica que van a resolver sus disputas en otros ámbitos: cultural, tecnológico y diplomático. En el caso de que las resuelvan en lo militar, lo harán en otras regiones a través de Estados proxies que respondan a China o a Estados Unidos”, asegura. Y advierte: “Eso se puede trasladar a América Latina y en particular a América del Sur”.

Historia. Desde José Sarney y Raúl Alfonsín, Argentina y Brasil archivaron sus hipótesis de conflicto y su desconfianza, creando la Agencia Brasileño Argentina de Contabilidad y Control de Materiales Nucleares. Con la creciente desconfianza entre Jair Bolsonaro y Alberto Fernández y un escenario internacional marcado por las tensiones geopolíticas, el peligro a largo plazo es que los dos países actúen en función de los intereses de las superpotencias y se transformen en sus proxies.

Si Brasil, consecuente con las relaciones carnales con Estados Unidos, prohíbe al gigante de telecomunicaciones chino Huawei en la licitación para construir su red de 5G y Alberto Fernández, en cambio, contrata a la compañía liderada por Ren Zhengfei, los dos países quedarían en esferas de influencia tecnológicas distintas y su asociación estratégica firmaría su certificado de defunción.

Sin coordinación. ¿Qué harán el Palacio del Planalto y la Casa Rosada para evitarlo? “Nadie sabe exactamente cuál será la estrategia de cada país en relación a Huawei. Si los dos definen estrategias muy diferentes, ineludiblemente esto tendrá un impacto negativo para la relación”, considera Stuenkel. “Lo que me preocupa mucho es que no habrá coordinación. Sudamérica será un rule taker, un tomador de reglas. Por no estar unido ni tener una cooperación institucional va a ser muy vulnerable y susceptible a esta nueva tendencia de tensión geopolítica entre las dos superpotencias”, alerta.

De Santibañes resalta la importancia de la decisión que enfrentan los dos Gobiernos: “5G es un ejemplo de decisiones estratégicas que nuestros países tienen que tomar y donde las posiciones de Estados Unidos y China son diferentes. Son cuestiones que complican la posibilidad de tener una estrategia de llevarse bien con las dos potencias, que es lo que tenemos que aspirar en la medida de lo posible”.

Para lograrlo, el especialista argentino, Global Fellow del Wilson Center, recomienda “fortalecer el multilateralismo para que los países medios como Brasil, México y Argentina influyan en la formulación del nuevo contexto internacional y la bipolaridad no se lleve todo puesto”. Además, remarca la importancia de afianzar la asociación estratégica con Brasil, emulando la relación que en Europa tienen Francia y Alemania.

Stuenkel describe cómo será “la nueva normalidad” geopolítica en América del Sur: “Brasil y Argentina van a perder su capacidad de influenciar lo que pasa en el continente. Estados Unidos y China serán más influyentes en todas las capitales de Sudamérica. Ya lo vemos desde 2013 en Venezuela”.

Si Bolsonaro y Fernández no cooperan ahora, en el futuro será muy tarde. Si no los une el amor, que por lo menos los una el espanto.

 

En contra del barbijo

El presidente brasileño Jair Bolsonaro diluyó sustancialmente una ley sobre el uso de barbijos en lugares públicos para enfrentar la pandemia de coronavirus.

La ley aprobada por el Congreso estipulaba la obligación de usar mascarillas en “establecimientos comerciales e industriales, templos religiosos, locales de enseñanza y demás lugares cerrados en los que haya reunión de personas”. 

Bolsonaro alegó que este artículo era inconstitucional y lo vetó. Además, eliminó otro que obligaba a los comercios e industrias a proporcionar barbijos a sus empleados y que obligaba al poder público a distribuir máscaras a la “población económicamente vulnerable”. 

El Congreso deberá ahora analizar los vetos del presidente y decidir si los mantiene o los revierte. 

Brasil es el segundo país más golpeado del mundo por el virus, con 63.174 muertos y más de 1,5 millones de casos confirmados, una cifra que los especialistas estiman podría ser diez veces superior.