El jueves por la noche, Elena Mikusinski abandonó el sexto piso de la calle Ivana Fedorova 12. Allí funcionaba la embajada argentina hasta que se empezaron a sentir las primeras explosiones en Kiev. La embajadora durmió en el sótano de la residencia ubicada en una zona más segura de la capital de Ucrania, pero no lo hizo sola. Se refugió junto a cinco matrimonios argentinos que habían viajado por el nacimiento de sus hijos a través del método de subrogación de vientre.
Elena Mikusinski decidió dejar las oficinas administrativas de la embajada ubicadas en el centro de la capital ucraniana y mudó el área administrativa a la residencia oficial. El jueves reunió los elementos necesarios en medio del ataque de Rusia y los llevó a una zona de máxima seguridad. Llegó a la vivienda con computadoras, impresoras y pasaportes provisorios mientras se mantienen activos los celulares de emergencia. También con los nombres y contactos de los 103 argentinos que en estos momentos están en Ucrania.
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La residencia también se transformó en un refugio para ellos. Desde el lunes, llegaron cinco matrimonios con tres bebés. Todos pasaron las noches en el sótano. Se trata de argentinos que llegaron a Kiev en el último mes debido al nacimiento de sus hijos a través del método de subrogación de vientre. A tres familias les entregaron los bebés días atrás, por lo que permanecen también en el refugio, mientras que otros dos matrimonios esperan que sus hijos nazcan en medio de la guerra.
La embajada, que ahora quedó cerrada, empezó a funcionar en 1992, meses después de que la Argentina reconoció la independencia de Ucrania. La actual funcionaria llegó allí en enero de 2019 con el gobierno de Mauricio Macri y fue ratificada por Alberto Fernández. Diplomática de carrera, egresó del Instituto del Servicio Exterior de la Nación en 1983 y comenzó sus funciones en 1987 como cónsul adjunta del Consulado General de la República Argentina en París. Antes de llegar a Ucrania, se desempeñó como encargada de Negocios en Haití, la Federación de Rusia, Nueva Zelanda y Nigeria. Estuvo a cargo del consulado argentino en Encarnación (Paraguay), Cochabamba (Bolivia), Londres (Reino Unido) y Punta del Este (Uruguay).
Horas después del ataque del gobierno de Vladimir Putin, Mikusinski aconsejó a los ciudadanos argentinos en Ucrania que dejen el país. “La embajada argentina en Ucrania sugiere a las y los argentinos abandonar el territorio ucraniano”, se comunicó de manera oficial. Días antes, la embajada les había pedido a los argentinos que planeaban llegar a Ucrania que tuvieran en consideración la “situación de público conocimiento en la región”. Y se había recomendado que “mantengan un contacto fluido con la sección consular de esta embajada a través de los canales habilitados a tal efecto”, como lo era la atención personal en el sexto piso del edificio de la calle Ivana Fedorova 12. Hoy esta oficina está cerrada: funcionan los números de celular de emergencia y la embajadora recibe en la residencia a los argentinos que no pueden trasladarse a la frontera. Junto a Mikusinski también se encuentra el cónsul argentino, los únicos dos diplomáticos de nuestro país en Ucrania.
Este viernes por la mañana, Mikusinski se comunicó con el canciller Cafiero. Le informó que debió abandonar el edificio donde funciona la embajada y que también estaba dándole refugio a un grupo de argentinos que no pueden dejar el país. Tres familias acaban de recibir a sus hijos y están tratando de acelerar los trámites administrativos para poder salir, y otros dos matrimonios esperan que sus bebés nazcan en los próximos días. Todos tenían vuelos de regreso desde Kiev, pero el cierre del espacio aéreo afectó su salida.