INTERNACIONAL
guiños a izquierda y derecha

La jugada a dos bandas de Hillary Clinton para llegar a la presidencia de Estados Unidos

Tras las primarias, buscará convencer a los jóvenes demócratas que siguen a Sanders y atraer a los republicanos opositores a Trump. Un plan audaz. Galería de fotos

Encuesta al rojo vivo.
| Cedoc

Hillary Clinton tiene por estos días dos obsesiones: convencer a los jóvenes demócratas que apoyan a Bernie Sanders de votarla en la elección general y capturar votos republicanos, que aún se resisten a optar por el polémico empresario Donald Trump. La ex secretaria de Estado quiere dejar de ser la eterna y postergada candidata para transformarse en la primera mujer en llegar a la Casa Blanca. Para eso, debe ensayar una jugada simultánea a dos bandas, con guiños al electorado más progresista y a los militantes republicanos más conservadores.

La tarea no es fácil, pero Hillary tiene algunos ases bajo la manga. Poco a poco, apela a su pasado y su historia familiar para seducir al Grand Old Party. En su juventud, la ex primera dama era republicana, una tradición que heredó de su padre. Apoyó la campaña del senador ultraconservador Barry Goldwater, candidato a presidente en 1964. Por esos años, la influencia del reverendo progresista Donald Jones incidió en el giro político de Hillary, que descubrió “la importancia de la justicia social y los derechos humanos” y se acercó al Partido Demócrata.

En una estrategia destinada a cooptar a los republicanos descontentos con Trump, Hillary comenzó a cortejar a donantes de Jeb Bush, incorporó asesores de ex administraciones republicanas y desempolvó el recuerdo de la joven conservadora que creció en Chicago. Entre sus “fichajes” conservadores se destacan Mark Salter, escritor de discursos y jefe de asesores del senador John McCain; Andrew Weinstein, que trabajó en la campaña presidencial de Bob Dole; y Max Boot, un halcón en política exterior.

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Feel the Bern. Pese a que suena contradictorio, la competencia con el senador Sanders la obligó a correrse a la centroizquierda en las primarias de su partido. Su estrategia es complicada y no garantiza el éxito. “Será difícil para Hillary conquistar a todos los seguidores de Bernie. En los últimos días, la grieta entre ellos y Clinton ha crecido y Sanders está haciendo poco para evitarlo”, explicó a PERFIL Matt MacWilliams, profesor de Ciencia Política de la Universidad de Massachusetts.

En tanto, el Partido Republicano poco a poco digiere a Trump como su inevitable candidato en noviembre. Esa nueva actitud achicó la ventaja que Hillary le llevaba en los sondeos, que pasó de diez a seis puntos. “Esta podría ser una elección muy pareja. Trump está unificando a los republicanos y subiendo en las encuestas. Podría reeditarse un Bush vs. Gore”, agregó MacWilliams, que consideró que pocos republicanos votarán por Clinton.

Por lo pronto, Hillary dio ayer un paso que la acercó a Sanders, pero la alejó del electorado conservador. Se unió a la Fundación Trayvon Martin –afroamericano víctima de gatillo fácil– contra la violencia armada, mientras la Asociación Nacional del Rifle proclamaba a Trump como su candidato.