La misión "es muy fructífera y Marte ha demostrado ser muy interesante, la sonda funciona a la perfección y la reserva de energía es suficiente para seguir hasta después del fin del verano" boreal, explicó Michael Meyer, responsable científico del programa de exploración de Marte en la agencia espacial estadounidense. "La misión ya alcanzó sus objetivos mínimos y estamos prontos para alcanzar todos los objetivos", añadió.
La sonda Phoenix se posó en el Ártico marciano el 25 de mayo, una región hasta entonces inexplorada, para iniciar una búsqueda de agua y componentes orgánicos y determinar si es posible que haya habido una forma de vida primitiva. El aparato está dotado de una pequeña pala mecánica que recoge muestras de suelo para analizarlas mediante múltiples instrumentos, entre los cuales varios hornos y un microscopio.
A fines de junio, los científicos anunciaron que habían detectado hielo, una pequeña parte del cual pudo colocarse en uno de los hornos, bautizado "TEGA" (Thermal and Evolved-Gas Analyzer).
William Boynton, científico del analizador termal de Phoenix, dijo que el agua fue identificada después de que el miércoles el brazo robótico de la sonda pasara una muestra a un instrumento que identifica los vapores producidos emitiendo calor. La muestra que permitió confirmar la presencia de agua fue extraída de una perforación en el suelo marciano en la que el brazo robótico tropezó con una dura capa de material congelado. El miércoles la muestra había estado dos días expuesta al ambiente marciano y el agua que contenía comenzó a evaporar, lo que facilitó su observación, aclaró un comunicado difundido por la NASA.
Fuente: AFP y El País, España