Las fuerzas rusas aceleraron el sábado su repliegue del norte de Ucrania, tras varias semanas de bombardeos y combates que dejaron un panorama apocalíptico, con cuadros macabros como el de veinte cadáveres esparcidos en una calle de Bucha, cerca de Kiev, que acusó a las tropas de Moscú de haber cometido innumerables crímenes de guerra.
En el sur, la Cruz Roja multiplica los esfuerzos para evacuar a miles de personas atrapadas en el puerto de Mariupol, carentes de comida, agua y electricidad.
Las fuerzas rusas, tal como lo habían anunciado hace unos días, han reducido su presencia en las regiones de Kiev y Chernigov, en el norte, tras haber fracasado en su tentativa de rodear la capital.
Ahora parecen concentrar sus esfuerzos en el este y en el sur, cinco semanas después del inicio de la invasión ordenada por el presidente ruso, Vladimir Putin, el 24 de febrero.
“Con la rápida retirada de los rusos de Kiev y Chernigov, está bastante claro que Rusia escogió otra táctica”, escribió el asesor presidencial ucraniano Mijailo Podoliak en Telegram.
Esa táctica consiste en “retirarse hacia el este y el sur, mantener el control de vastos territorios ocupados y ganar un poderoso punto de apoyo allí”, agregó Podoliak, retomando una advertencia lanzada por el presidente Volodimir Zelenski.
El repliegue ruso del norte permitió comprobar la devastación dejada por la guerra. En Bucha, al noroeste de la capital, los cuerpos de al menos veinte personas vestidas con ropa de civil estaban esparcidos en una sola calle de la ciudad. Uno de los cadáveres tenía las manos atadas a la espalda, comprobaron reporteros de la agencia France Presse. Los cuerpos estaban diseminados a lo largo de varios centenares de metros, sin que hasta el momento se sepa la causa de las muertes.
Los combates y bombardeos dejaron un panorama apocalíptico, con enormes agujeros en edificios residenciales y automóviles destrozados en varias partes de la ciudad.
Además de recuperar el control alrededor de Kiev, las tropas ucranianas avanzan en la región sureña de Jersón, la única de importancia que Rusia ha logrado ocupar. “Ciertamente no podemos evitar usar armas pesadas si queremos liberar el este y Jersón, y empujar a los rusos lo más lejos posible”, dijo Podoliak.
Crímenes de guerra. El Tribunal Penal Internacional ya ha abierto una investigación por posibles crímenes de guerra en Ucrania. En una entrevista publicada ayer por un diario suizo, la ex fiscal de crímenes de guerra Carla Del Ponte dijo que ese tribunal debe lanzar una orden de arresto contra Putin, a quien calificó de “criminal de guerra”.
Según la ONU, más de 4 millones de refugiados han huido de Ucrania desde la invasión rusa y en total hay más de 10 millones de desplazado.
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) afirmó que envió un equipo a Mariupol para evacuar civiles, tras un intento fallido el viernes, debido a que “las condiciones hicieron imposible proceder” a la operación. Mariupol, a orillas del mar de Azov, ha soportado semanas de feroz bombardeo ruso, con al menos 5 mil habitantes muertos, según las autoridades locales, y 160 mil personas atrapadas en la ciudad en ruinas.
“Hemos logrado rescatar a 6.266 personas, incluyendo a 3.071 de Mariupol”, declaró el presidente Volodimir Zelenski en un mensaje por video ayer por la mañana. Decenas de buses con pobladores que huyeron de la devastación en Mariupol llegaron el viernes a Zaporiyia, unos 200 kilómetros al noroeste.
“Lloramos cuando llegamos a esta zona. Lloramos cuando vimos a los soldados en el puesto de control con emblemas ucranianos en los brazos”, contó Olena, quien cargaba a su pequeña hija en brazos. “Mi casa fue destruida, la vi en fotos. Nuestra ciudad ya no existe”, agregó.
Nueva ayuda estadounidense. Las conversaciones de paz entre autoridades ucranianas y rusas continuaron el viernes por video, aunque el Kremlin avisó que un ataque ucraniano con helicóptero contra un depósito de combustible en la localidad rusa de Belgorod afectaría las negociaciones.
Kiev se negó a reivindicar ese ataque. Consultado por la red estadounidense Fox News, Zelenski dijo: “Lo siento, no discuto ninguna de mis órdenes como comandante en jefe”.
Según el Ministerio de Defensa británico, el ataque en Belgorod y los informes de explosiones en depósitos de municiones cerca de esa ciudad agravarían los problemas rusos de abastecimiento.
Zelenski reiteró su pedido de mayor apoyo militar de las potencias occidentales.
“Dennos misiles, dennos aviones”, imploró Zelenski en Fox. “¿No nos pueden dar F-18 o F-19 o lo que tengan? Dennos viejos aviones soviéticos. Eso es todo. Denme algo para defender a mi país”.
El Pentágono posteriormente dijo que destinaría 300 millones de dólares en “ayuda de seguridad” para fortalecer la defensa ucraniana, además de los 1.600 millones que anunció desde el inicio de la ofensiva rusa.
El paquete incluye sistemas de cohetes guiados por láser, drones, municiones, aparatos de visión nocturna, sistemas tácticos de comunicaciones, equipo médico y repuestos.
Economías en picada. Rusia enfrenta sanciones occidentales que han llevado a empresas multinacionales a abandonar el país. Según analistas occidentales, la economía rusa sufrirá un derrumbe de 10% este año.
China, socia cercana de Rusia, negó estar ayudándola a eludir “deliberadamente” las sanciones occidentales, al día siguiente de que la Unión Europea advirtiese que cualquier apoyo de Beijing a Moscú perjudicaría sus relaciones económicas con Europa.
La economía ucraniana también sufre los efectos devastadores de la guerra: su PBI se desplomó un 16% en el primer trimestre del año con respecto al último de 2021, según estimaciones del Ministerio de Economía. Tanto Rusia como Ucrania son grandes productores agrícolas y de materias primas, y su colapso está provocando un fuerte aumento de la inflación en todo el mundo.