La detención de Meng Wanzhou, directora financiera e hija del fundador de Huawei, despertó ayer una nueva e inesperada controversia, que enfrentó a la empresa china con autoridades de la Unión Europea (UE). El vicepresidente de la Comisión Europea (CE) para el Mercado Unico Digital, Andrus Ansip, aseguró que el bloque “debe estar preocupado” y “tener miedo” por las supuestas brechas de seguridad en los productos comercializados por la compañía. Huawei contestó estar “sorprendido y decepcionado” por esas declaraciones.
La disputa verbal se da en momentos en que Washington y Bruselas disparan munición gruesa contra el gigante asiático de las telecomunicaciones, al que implícitamente acusan de ser utilizado por el gobierno chino para espiar a los usuarios. Ansip acusó a Beijing de promulgar una ley que obliga a las empresas tecnológicas a “cooperar con los servicios de inteligencia”. Según el funcionario, China está desarrollando un programa que permite acceder a cualquier dispositivo y controlarlo sin conocimiento de la víctima. “No es un buen uso de la ciencia cuando las compañías abren sus sistemas a los servicios secretos”, sentenció el vicepresidente del Ejecutivo comunitario.
Ansip declaró “desconocer” la razón del arresto de Meng y si tiene alguna vinculación con las recientes amenazas a la ciberseguridad por parte de la empresa china.
“Huawei está sorprendido y decepcionado por los comentarios”, respondió el grupo chino en un comunicado. “Rechazamos categóricamente cualquier alegación de que podamos constituir una amenaza para la seguridad”, añadió.
En el libro Sin un lugar donde esconderse. Edward Snowden, la NSA y el estado de vigilancia de EE.UU., el periodista Glenn Greenwald reconoció que era “muy posible” que China utilizase sus tecnológicas para espiar a los usuarios, pero que también lo hacían las compañías de Silicon Valley. “Prevenir al mundo contra la vigilancia china puede haber sido uno de los motivos subyacentes a las afirmaciones del gobierno de que los dispositivos chinos no son fiables. Sin embargo, un motivo igualmente importante parece haber sido el de evitar que los aparatos chinos sustituyan a los de EE.UU., pues esto limitaría el alcance de la NSA. Los routers y servidores chinos suponen no solo competencia económica sino también competencia con respecto a la vigilancia”, sostuvo el periodista.