Pese a que aún no se precisó si el autor de la masacre de Niza pertenecía a algún grupo extremista, el hecho de haber usado un camión parece estar inspirado en las últimas instrucciones dadas por Estado Islámico a los lobos solitarios. Semanas atrás, el vocero de EI, Abu Muhammad al Adnani, exhortó a los “combatientes en el camino de la Yihad” a atacar a los “infieles” donde fuera que estén y matarlos con cualquier medio. “Si no tienen balas o explosivos, tomen una piedra y pártanles la cabeza. O bien maten con un cuchillo. O atropéllenlos con un auto. Arrójenlos desde lo alto de un edificio. O estrangulen con las manos. Usen veneno”, instó. En uno de los números de Inspire, una revista inglesa de propaganda yihadista, se sugería usar los camiones como hoces, “no para cortar la hierba sino para segar a los enemigos de Dios”. Por eso, los seguidores de EI –sean miembros activos del grupo o simples adeptos en busca de una realización personal– se sienten legitimados para recurrir a técnicas e instrumentos habitualmente no usados en ataques premeditados. El atacante de Niza pudo eludir fácilmente los controles, llevando al camión que conducía a un área donde un comando de milicianos o un coche bomba no hubiera podido llegar. Así, para muchos aspirantes a terroristas en Europa, el camino más simple no es menos destructivo, y parece ser recurrir a lo que ofrece el propio panorama urbano: un camión, piedras, autos, cuchillos.