INTERNACIONAL
15 días de invasión

Las bombas rusas caen cada vez más cerca de la frontera con Polonia

Ayer hubo un ataque misilístico sobre Leópolis, que aloja a miles de evacuados de otras ciudades. En el otro extremo, en Mariupol, los ataques destruyen edificios de civiles.

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Humo. Las huellas de los bombardeos cerca del aeropuerto de Leópolis, un “centro humanitario” con más de 200 mil desplazados internos. | afp

Las inmediaciones del aeropuerto de Leópolis, en el oeste de Ucrania, fueron alcanzadas ayer por “misiles” rusos, informó el alcalde de esa ciudad, cercana a la frontera con Polonia. 

“Misiles impactaron en el barrio del aeropuerto de Leópolis”, publicó en Facebook Andriy Savody, el alcalde, que aseguró que el bombardeo no afectó directamente las instalaciones del aeropuerto sino a una planta de reparación de aviones. No causó víctimas, según dijo.

“Se trata de un bombardeo contra la ciudad de Leópolis, un centro humanitario donde se encuentran más de 200 mil desplazados”, lo que demuestra que “los rusos     luchan, no contra los militares, sino contra la población”, afirmó Maksym Kozytsky, gobernador regional de Leópolis, dando cuenta de un herido leve.

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Periodistas vieron en el lugar una humareda emanando de la zona, y vehículos de la policía y ambulancias dirigiéndose rápidamente en esa dirección. “Escuchamos la alarma. Nos habían advertido ] pero no nos refugiamos porque no tenemos miedo de nada”, afirmó Olga, una habitante de Leópolis, de 56 años. “Por la noche, rezamos por todas nuestras ciudades sometidas al ataque vicioso de Putin”.

Combates en Mariupol. Entre las ciudades más castigadas se encuentra Mariupol, una ciudad portuaria estratégica del sureste, asediada. Soldados rusos y sus aliados separatistas combatían ayer en el centro urbano, anunció el Ministerio ruso de Defensa. “En Mariupol, las unidades de la República Popular de Donetsk, con el apoyo de las fuerzas rusas, estrechan el cerco y combaten a los nacionalistas en el centro de la ciudad”, indicó el portavoz del ministerio, Igor Konashenkov.

Además, afirmó que las fuerzas rusas y los separatistas de Lugansk controlaban ya el 90% del territorio de la región ucraniana de ese nombre. Poco antes de la ofensiva, que empezó el 24 de febrero, Moscú reconoció la independencia de los territorios separatistas del Donbás Lugansk y Donetsk.

Los ucranianos también acusaron el miércoles a la fuerza aérea rusa de haber bombardeado “deliberadamente” un teatro de Mariupol en el que se habrían refugiado centenas de civiles, algo que Rusia negó. Según la emisaria ucraniana para los Derechos Humanos, Liudmyla Denisova, 130 personas pudieron salir de los escombros, pero sigue siendo imposible establecer un balance.

El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, notificó las mismas cifras en un video, pero recalcó que “centenares de habitantes de Mariupol siguen bajo los escombros”.

La alcaldía de esa ciudad señaló que la situación es “crítica”, con bombardeos rusos “ininterrumpidos” y daños “colosales”. Según las primeras estimaciones, un 80% de las viviendas habrían quedado destruidas. 

Los bombardeos también continúan en la capital, Kiev, y en Járkov, segunda ciudad del país, donde al menos 500 personas han muerto desde que empezó la guerra. Según el servicio de emergencias ucraniano, disparos rusos alcanzaron “un establecimiento de enseñanza superior” y “dos edificios de viviendas vecinos”, causando un muerto y 11 heridos en Járkov el viernes.

Cerca de la mitad de los 3,5 millones de habitantes de Kiev habrían abandonado la ciudad, donde, según la alcaldía, 222 personas –incluyendo 60 civiles– han muerto desde que empezó la invasión.

Por otro lado, Moscú anunció que lanzó dos misiles balísticos de corto alcance contra posiciones ucranianas de las afueras de Zaporiyia (sureste), desde donde se habrían tirado misiles en dirección a Melitópol, una localidad controlada por las fuerzas rusas.

Propuestas “no realistas”. Por el momento no se divulgó ningún balance global, aunque el presidente Zelenski mencionó el 12 de marzo la muerte de “unos 1.300” militares ucranianos, y Moscú reportó diez días antes que había registrado casi 500 bajas en sus filas.

Según el recuento del 16 de marzo del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Ucrania, al menos 780 civiles –incluyendo 58 niños– han muerto violentamente en Ucrania y más de 1.250 han sido heridos. Sin embargo, el organismo advierte que esas cifras probablemente estén infravaloradas.

Y no hay indicios de que Moscú vaya a cesar su ofensiva, pese al diálogo abierto entre los beligerantes.

Ayer, durante una conversación con el jefe de gobierno alemán, Olaf Scholz, Putin acusó a Ucrania de “retrasar” las negociaciones para poner fin al conflicto, al presentar propuestas “que no son realistas”.

Rusia indicó que quiere negociar para que Ucrania se convierta en un país neutral y desmilitarizado. Las autoridades ucranianas, que no descartan la idea de una neutralidad, reclamaron la designación de países garantes de su seguridad, que defenderían a su país en caso de una agresión rusa. 

El ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguéi Lavrov, afirmó en la cadena RT que Moscú “no cierra la puerta al oeste”, y denunció un “intento” de Washington de crear un “mundo unipolar”. 

Hasta la fecha, más de 3 millones de ucranianos huyeron del país, la mayoría hacia Polonia, adonde ayer ya habían llegado más de 2 millones de migrantes procedentes de Ucrania, según los guardias fronterizos polacos. 

Las necesidades humanitarias en Ucrania son “cada vez más urgentes”, con más de 200 mil personas sin agua en la región de Donetsk y una “grave escasez” de alimentos, agua y medicamentos en ciudades como Mariupol o Sumy, declaró un portavoz del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, Matthew Saltmarsh.