INTERNACIONAL
Asume Joe Biden

Las guerras del pasado y el futuro del conflicto entre China y Estados Unidos

Con la llegada de Joe Biden se inicia una nueva era en las relaciones entre Washington y Beijing. Un escenario optimista sería que lograran que sus países pudieran coexistir como "socios rivales".

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Biden y Xi Jinping tendrán grandes desafíos por delante. | Cedoc

En un mundo donde el orden internacional liderado por Estados Unidos está cada vez más cuestionado, el debate sobre la naturaleza del conflicto entre las grandes potencias se vuelve cada vez más relevantes. La creciente rivalidad entre un Estados Unidos debilitado por crisis internas y una China pujante, abre varios interrogantes. En este contexto, el análisis histórico sobre las guerras del pasado se vuelve una herramienta fundamental para comprender lo que nos espera en el futuro.

Es imposible empezar a entender la guerra moderna sin analizar la Primera Guerra Mundial. Debido a los avances tecnológicos que habían ocurrido para ese momento, como el desarrollo de los ferrocarriles y las telecomunicaciones, los generales alemanes pensaron que podrían lograr una victoria rápida al invadir Francia. Sin embargo, en 1914 terminó por abrirse una verdadera Caja de Pandora.  La tecnología derivó en una guerra prolongada y destructiva como nunca se había visto. A partir de esta catástrofe, el conflicto entre potencias dejó de ser asunto exclusivamente militar limitado al campo de batalla.  Así surgió el concepto de “guerra total”, donde los países beligerantes movilizaban al límite los recursos de toda la nación intentando obtener la victoria.

Si bien muchos soñaron con establecer una “Paz Perpetua”, tan solo veinte años después ocurrió la Segunda Guerra Mundial. Esta fue sin duda la experiencia más traumática y violenta que el mundo haya visto jamás. Las cifras son bien conocidas: más de 50 millones de personas murieron y el impacto económico y cultural fue inconmensurable. Las ocupaciones territoriales y los asesinatos en masa demostraron que la guerra se había transformado en una experiencia civil. En términos del sistema internacional, la victoria sobre los nazis dejó a Estados Unidos en una posición de poder sin precedentes en comparación con el resto del mundo. Desde allí, estableció el orden liberal internacional con el objetivo de liderar un mundo basado en los organismos multilaterales y el libre mercado. Para 1945, el mundo había aprendido que los costos de una guerra total eran demasiado altos.

La Guerra Fría fue otro período crucial de la historia reciente. A pesar de que se intentó evitar una tercera guerra mundial a toda costa, la feroz competencia entre la URSS y EE.UU. fue inevitable. La estrategia americana de contener el comunismo los llevó a involucrarse en conflictos por todo el mundo como en Corea, Vietnam y Afganistán. Con la expansión de la competencia a la escala mundial, las potencias también comprendieron que necesitaban alianzas sólidas y en 1950 se estableció la OTAN. La Guerra Fría también significó el advenimiento de la Era Nuclear y la Crisis de los Misiles en Cuba es un claro ejemplo de esto. En 1962, el mundo estuvo muy cerca de comenzar una guerra nuclear que hubiera significado la destrucción mutua de ambos países. Luego de esto, quedó claro que en una guerra nuclear solamente se podía perder. Fue así que se firmaron los primeros tratados exitosos de control de armas, lo que nos demuestra que cierto grado de cooperación es posible aún enmarcada en las rivalidades más crudas.

Finalmente, en el nuevo siglo tuvimos las guerras del Medio Oriente. Después de la caída del Muro de Berlín, Estados Unidos era más fuerte que nunca y durante la década de 1990 actuó como el único poder hegemónico del mundo. Sin embargo, los atentados del 11 de septiembre de 2001 lo cambiaron todo. Una vez más, la guerra y la violencia aparecieron en el centro de la escena. Casi 20 años después, aún tiene tropas comprometidas en Afganistán y no ha podido resolver los problemas de insurgencia y terrorismo en la región.

A medida que la competencia de Estados Unidos y China por el poder mundial se hace más explícita, los estrategas de ambos países estudian de cerca los legados y lecciones de estas guerras del pasado. Hoy en día, ni Washington y Beijing desean una confrontación directa dado que son conscientes que los costos de una guerra total serían catastróficos para el mundo entero. Sin embargo, ambos países reconocen que la competencia y el conflicto armado son muchas veces inevitables. Es por esto que continúan incrementado sus gastos de miles de millones de dólares en defensa para construir fuerzas armadas más letales, con armamento disuasorio y con capacidades de ser desplegadas rápidamente alrededor del mundo. Un escenario optimista para el futuro podría ser el que plantea Graham Allison. Este renombrado profesor de Harvard sugiere que China y EE.UU. podrían aprender a coexistir como “socios rivales”. Con esto quiere decir que estas potencias podrían aprender de los errores del pasado y así generar pactos y entendimientos específicos. Esto les permitiría competir dentro de ciertas reglas y minimizar el riesgo de una nueva guerra.

*Politólogo y maestrando en RRII en la Universidad J Hopkins.