Cuando se habla de las consecuencias de la desforestación de la selva del Amazonas lo habitual es mencionar la desaparición del “bioma” en referencia a árboles y animales propios de ese ecosistema. Pero una investigación de científicos brasileños, publicada hace apenas unos días, reveló que si continua la destrucción de esa jungla se pone en juego la propia supervivencia de los seres humanos que habitan la región. El fenómeno fue descripto como “efecto de temperaturas extremas sobre la salud humana”. En el caso específico de Brasil se estima que 11 millones de personas que viven en estados amazónicos serán expuestos a “un estrés térmico extremo” y a la muerte si no hubiera una “adaptación fisiológica del cuerpo”.
Semejante pronóstico habla de 2100 como el momento de una catástrofe que implicará la desaparición de poblaciones. Pero admite que las alteraciones pueden aparecer mucho antes, sino no se toman medidas ahora. “Habrá un impacto del estrés térmico en varias áreas de la economía, con la reducción de la productividad de los trabajadores expuestos a condiciones térmicas fatales”. Añade, para más datos, que aquellos “trabajadores que actúan al aire libre ya están expuestos al fenómeno y las proyecciones apuntan a un riesgo cada vez más alto en las próximas décadas”.
Según el dossier, un aumento de 1,5 grados centígrados en la media global, tal como resulta de las proyecciones de los modelos climáticos, podrá implicar en cientos de miles de pérdidas de jornadas de tiempo integral en los sectores agrícola y de la construcción. “Ya pudo observarse esa consecuencia entre los cortadores de caña de azúcar” detallaron los científicos.
Este análisis sombrío sobre el futuro climático brasileño y sus secuelas en los seres humanos fue realizado por varias instituciones prestigiosas: la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz), abocada a la medicina y biología; el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) y el Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de San Pablo (USP). Entre las conclusiones, en el informe se relató que “bajo condiciones ambientales desfavorables, que incluyen la alta exposición a temperatura y humedad, el cuerpo humano pierde capacidad de enfriamiento, lo que resulta en un aumento de la temperatura corporal”. Se explicó, también, que esa situación “ocasiona deshidratación y cansancio, y en los casos más graves puede provocar tensión y colapso de funciones vitales que lleven a la muerte”. Se mencionan otras derivaciones del calor excesivo como causante de disturbios mentales, con bajas abruptas de desempeño físico y sicológico.
En agosto, el Amazonas brasileño perdió 1.600 kilómetros cuadrados de vegetación, lo que representó un aumento de 7% en relación con los meses anteriores
En los modelos climáticos del grupo de científicos se incluyó la combinación de cambios estructurales en el uso de la tierra. La tendencia predominante, que apunta a la sabanización del Amazonas, es el resultado de un aumento de los incendios forestales, de la expansión de las áreas rurales, como también de una creciente actividad ilegal de la minería. Eso conduce a un crecimiento desordenado en el proceso de urbanización con las consecuencias de una creciente desigualdad y vulnerabilidad de las poblaciones en los estados amazónicos.
En agosto, el Amazonas brasileño perdió 1.600 kilómetros cuadrados de vegetación, lo que representó un aumento de 7% en relación con los meses anteriores. Así lo informó el Sistema de Alerta de Deforestación del Instituto del Hombre y del Medio Ambiente de la Amazonía. Si se consideran los dos primeros años del gobierno de Jair Bolsonaro (2019-2020) la destrucción selvática representó un aumento de 82% respecto al período 2015-2017.
Los especialistas denuncian el escaso interés demostrado por el gobierno brasileño actual en función de preservar lo que ya se define como “patrimonio de la humanidad”. Y advierten que “Brasil concurrirá a la Conferencia de Glasgow con las manos vacías”. Eso redundará en un aislamiento internacional, a menos que cambie su postura. Es que 44% de las emisiones de carbono a la atmósfera producidas por este país tropical proceden precisamente incendios y destrucciones de amplias regiones selváticas.
*Autora de Brasil 7 días. Desde San Pablo, Brasil.