Podría afirmarse que posiblemente Fidel Castro fue el líder más controvertido del último siglo, gracias a una personalidad polifacética que desató pasiones encontradas. Con una vida cargada de símbolos y cábalas, falleció el 25 de noviembre, exactamente 60 años después de que zarpara de México en el yate Granma con 81 hombres para derrotar la dictadura de Fulgencio Batista.
Casi 58 años después de su triunfo con la revolución, 54 de la crisis nuclear que estuvo a punto de desatar en medio de la Guerra Fría, y diez desde que dejó el poder por enfermedad, el deceso de Fidel sorprendió a los cubanos y al mundo. En 2011 ya había confesado que nunca pensó "vivir tantos años" y el pasado mes de abril dijo premonitoriamente: "Pronto seré ya como todos los demás. A todos nos llegará nuestro turno".
El Comandante fue venerado, odiado, influyente, enemigo implacable, gran seductor y sobreviviente. Con su fallecimiento se observó una vez más esta dualidad, mientras unos lloraban su pérdida otros celebraron con champán.