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Londres pidió a la UE que envíe observadores al Peñón de Gibraltar

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Aún no suenan tambores de guerra, pero la tensión entre el Reino Unido y España no para de crecer. El primer ministro británico, David Cameron, le pidió ayer al presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, que envíe urgentemente observadores de la Unión Europea (UE) a Gibraltar, debido a las crecientes tensiones con el gobierno de Mariano Rajoy.

Además, Londres informó que está reuniendo pruebas para demostrar que los controles españoles “son ilegítimos”. “Nosotros creemos que la Comisión Europea, como guardiana de los tratados, debería investigar estos asuntos”, expresó ayer un vocero oficial del primer ministro británico, al argumentar que los controles vulneran el derecho a la libertad de movimiento.

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Barroso le garantizó al líder conservador que no dudará en imponer las leyes vigentes del bloque a la hora de resolver la polémica por los controles españoles en la frontera con Andalucía, que ocasionaron horas de cola a las personas que querían cruzar la verja que separa ambos territorios. El funcionario comunitario pretende que el diferendo sea tratado por los dos países “de una forma que vaya en línea con su pertenencia común a la UE”.

Desde Madrid, no tardaron en responder. “Gibraltar no puede ser la frontera del contrabando de cigarrillos y del lavado de dinero”, advirtió el ministro de Interior español, Jorge Fernández Díaz. De esa manera, defendió “la legitimidad de los controles” meticulosos de las fuerzas policiales en la frontera con el enclave británico y acusó de “deslealtad” a las autoridades locales. “España tiene absoluto derecho de realizar los controles que está efectuando precisamente en defensa de la legalidad”, dijo el funcionario de Rajoy.

El conflicto creció luego de que las autoridades de Gibraltar arrojaron bloques de hormigón al mar, para evitar la pesca de buques españoles. Ante esa medida, España presentó una nota verbal de protesta ante el Reino Unido. Además, el gobierno español también repudió la construcción británica de un espigón en la cala este del Peñón, donde se levantarían dos espigones más y se arrojaría el consiguiente relleno de arena, ganando más terreno al mar.

La relación bilateral se enrareció aún más cuando el diario El País publicó el último fin de semana que Rajoy evalúa una estrategia en común con la Argentina en su reclamo por Malvinas, acudiendo a las Naciones Unidas, en un esfuerzo por denunciar el colonialismo británico.