INTERNACIONAL
profunda división

Los EE.UU. de Biden: el fin de la pandemia, la economía crece y las tropas se van de Afganistán

Pese al riesgo por la variante Delta, declarará que la amenaza cedió; mejoran las perspectivas de reactivación tras la recesión provocada por las restricciones, y se acerca el fin de la guerra más larga.

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Escenas. Elogió el impacto de sus medidas sobre el empleo. | afp

4 de julio, día de la “independencia del virus”

Joe Biden celebrará la victoria contra el covid-19 en Estados Unidos con una “barbacoa” el 4 de julio, pero apenas se disipe el humo de los fuegos artificiales, el presidente ya tendrá que enfrentar desafíos quizás más exigentes.

Unos 1.000 invitados (trabajadores de servicios de emergencia y esenciales, miembros del ejército y sus familias) llegarán a los terrenos de la Casa Blanca para una fiesta inimaginable hace un año, cuando el país estaba confinado por la pandemia.

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La fiesta del Día de la Independencia en el Jardín Sur, seguida de un estruendoso espectáculo de fuegos artificiales en el National Mall, permitirá a Biden marcar lo que él llama la “independencia de este virus”.

Pero la lista de cosas pendientes de Biden incluye una asombrosa cantidad de asuntos difíciles, que van desde el cambio climático hasta el manejo de un Congreso dividido y un Donald Trump vengativo. Pero, al menos por una noche, Biden, de 78 años, podrá relajarse y celebrar.

Cambio. Tras erigirse en el país con más muertos por covid en términos absolutos (más de 600 mil), Estados Unidos se convirtió en un modelo de control de la pandemia y de recuperación económica.

Buena parte de eso obedece a que Biden revirtió la respuesta caótica de Trump a la pandemia, con una campaña enfocada en alentar el uso de máscaras y en la vacunación.

También consiguió que el Congreso aprobara un histórico plan de rescate de 1,9 billones de dólares, para impulsar la recuperación económica de Estados Unidos y proteger a los más vulnerables.

Sin embargo, no logrará, por poco, el muy promovido objetivo de que el 70% de los adultos estadounidenses hayan sido inoculados al menos con una dosis de la vacuna anticovid para el 4 de julio. Y las declaraciones triunfalistas de la Casa Blanca tienden a esquivar la amenaza de la variante Delta, altamente contagiosa.

“Si uno fue vacunado, el mensaje que estamos transmitiendo es que está a salvo”, fue la respuesta de la secretaria de prensa Jen Psaki, al ser consultada sobre la conveniencia de organizar una fiesta en el jardín sur de la Casa Blanca.

La parte difícil. Pero la pandemia no fue la única prueba de fuego para Biden cuando el 20 de enero se convirtió en el presidente de mayor edad en asumir el poder en la historia de Estados Unidos.

“Enfrentó realmente el desafío más abrumador para un presidente entrante (...) desde Franklin Roosevelt en 1933” durante la Gran Depresión, dice el profesor de historia de la American University, Allan Lichtman. Nada menos que “una crisis económica” y “una furibunda pandemia”, “una combinación que nunca se había tenido”, agregó.

A ello se suma un ex presidente que impugna los resultados de la elección, una estrechísima mayoría en el Congreso, explosivas divisiones raciales, el peligroso repliegue de Afganistán, además de las tensiones internacionales que se extienden desde China hasta Rusia.

El covid y el rescate económico fueron “probablemente tareas menos abrumadoras”, afirma Lichtman.

A pesar de todo eso, los modales refinados de Biden y sus súplicas por la unidad se destacan en un contexto de luchas partidistas de los años de Trump, incluidos juicios políticos y violaciones alarmantes del decoro presidencial. El veterano político que gusta lucir anteojos de aviador deberá esforzarse mucho para no perder la sonrisa.

Con los republicanos buscando recuperar la mayoría en el Congreso en las elecciones de medio término de noviembre de 2022, y opositores como el gobernador de Florida, Ron DeSantis, sin mencionar a Trump, explorando los desafíos presidenciales de 2024, las nubes de tormenta parecen espesarse.

Y Biden no solo batalla con los republicanos, sino que también tiene abierto un frente con la izquierda de su Partido Demócrata, que le reclama que amplíe el enorme paquete de gasto en infraestructura que presentó.

 

Tres millones de  empleos desde enero

La economía estadounidense creó más empleos de lo esperado en junio, “un progreso histórico”, según el presidente Joe Biden, a pesar de que el mercado laboral está lejos de recuperarse de la pandemia y el desempleo sigue golpeando duramente a las comunidades negras e hispanas.

“Este es un progreso histórico, que saca a nuestra economía de la peor crisis en 100 años”, aseguró el mandatario demócrata. “Está claro que estamos en el camino correcto”, agregó, y saludó que las previsiones de crecimiento para 2021 hayan sido revisadas al alza por el Departamento de Presupuesto del Congreso y el FMI.

El jueves, el Fondo dijo que se espera que la economía estadounidense crezca 7%, el ritmo más rápido desde 1984.

El crecimiento económico ultrarrápido “no ocurre por casualidad o accidente”, dijo. “Es nuestro plan económico. Nuestra estrategia de vacunas. Nuestro plan de rescate estadounidense”, enfatizó, y re3cordó que se crearon tres millones de puestos de trabajo desde que asumió en enero.

Solo en junio se crearon 850.000 puestos de trabajo ante los 680.000 esperados por los analistas, anunció el Departamento de Trabajo. La cifra es mejor que en mayo (559.000), pero aún faltan 6,8 millones de puestos de trabajo en comparación con febrero de 2020, antes del inicio de la pandemia, que sumió a la mayor economía del mundo en recesión como el resto del planeta. 

Comunidades golpeadas. Además, la tasa de paro en junio se elevó hasta el 5,9% (+0,1 puntos) el mes pasado, con un número de desempleados que permaneció sin cambios (9,5 millones). Y las personas negras e hispanas siguen siendo las más afectadas, con una tasa de desempleo del 9,2% y el 7,4%, respectivamente, frente al 5,2% de las blancas y el 5,8% de las asiáticas.

“Estos datos están considerablemente por debajo de sus picos de abril de 2020, pero se mantienen muy por encima de sus niveles de antes de la pandemia de coronavirus”, dijo el Departamento de Trabajo, que recordó que en febrero de 2020 la tasa de desempleo era del 3,5%, la más baja en 50 años, y 5,7 millones de personas no tenían trabajo.

Las cifras oficiales dan una visión parcial, ya que solo se recopilan datos para la primera mitad del mes. Como era de esperar, se han producido ganancias laborales “notables” en ocio y la hostelería, que son los que más han sufrido por las medidas restrictivas relacionadas con el covid. Una eficaz campaña de vacunación permitió reabrir rápidamente restaurantes, parques de atracciones, cines. Y la demanda de servicios se disparó ya que los ahorros de los estadounidenses aumentaron durante la pandemia y millones de hogares recibieron asistencia del gobierno.

Frenos al empleo. El sector de la educación pública y privada también ha contratado con la perspectiva de la reapertura de establecimientos en el próximo curso escolar, tras haber permanecido cerrados durante más de un año en algunos casos.

Pero el mercado laboral sigue complicado por el desajuste entre los puestos de trabajo y el perfil de los desempleados, el problema del cuidado de los niños o el miedo omnipresente al covid.

 

Adiós a la icónica base de Bagram

Todas las tropas de Estados Unidos y de la OTAN abandonaron ayer la icónica base aérea de Bagram, la mayor de Afganistán, que fue restituida al ejército afgano, informó el gobierno local, una señal de que la retirada completa de las fuerzas extranjeras de ese país es inminente.

Los talibanes se congratularon de la partida de tropas extranjeras de esta base, situada a 50 kilómetros al norte de la capital afgana y pilar de las operaciones estadounidenses durante todo el conflicto desde 2001.

Es desde ahí que se llevaban a cabo los bombardeos contra los talibanes y sus aliados de Al Qaida, y que se organizaba el avituallamiento de las tropas.

“El aeropuerto de Bagram fue oficialmente entregado al Ministerio de Defensa. Las fuerzas estadounidenses y de la coalición se han retirado completamente de la base y, a partir de ahora, las fuerzas del ejército afgano la protegerán y la utilizarán para combatir el terrorismo”, tuiteó Fawad Aman, portavoz afgano.

Poco antes, un funcionario de Defensa estadounidense bajo condición de anonimato, había informado que “todas las fuerzas de la coalición” habían abandonado las instalaciones.

Los insurgentes “saludan y apoyan” esta retirada, dijo a la AFP su vocero, Zabihulá Mujahid. “Su completa retirada (de Afganistán) abrirá el camino a los afganos para decidir sobre su futuro por ellos mismos”. 

El ejército estadounidense y la OTAN están a punto de poner fin a su despliegue en Afganistán, al retirar a sus últimos efectivos de aquí al 11 de septiembre, día del vigésimo aniversario de los ataques de los yihadistas de Al Qaida contra las Torres Gemelas. 

Desde el comienzo de mayo, los talibanes han lanzado varias ofensivas de envergadura en las zonas rurales, mientras las fuerzas gubernamentales luchan por consolidar sus posiciones en las áreas más urbanas.

Su capacidad para mantener el control de la base aérea de Bagram será fundamental para preservar la capital, Kabul, y mantener la presión sobre los talibanes.

Una ciudad en miniatura. La retirada de las tropas extranjeras de Bagram “simboliza el hecho que Afganistán está solo, abandonado, y obligado a defenderse solo contra el asalto de los talibanes”, estima el experto Nishank Motwani, basado en Australia.

Según informaciones de prensa, el Pentágono mantendrá cerca de 600 soldados en Afganistán para controlar la inmensa embajada de Estados Unidos en Kabul.

Bagram fue construida por Estados Unidos para su aliado afgano durante la Guerra Fría en los años 1950, para protegerse de la Unión Soviética en el norte. Durante estos años, cientos de miles de militares estadounidenses y de la OTAN se habían establecido en esta base, que parecía casi una ciudad en miniatura.

En una época, tenía piscinas, cines e incluso restaurantes de las cadenas de Burger King y Pizza Hut. En las instalaciones también había una cárcel para los prisioneros talibanes y yihadistas.

En estos últimos meses, Bagram fue objeto de disparos de cohetes, reivindicados por el grupo yihadista Estado Islámico.

Los habitantes de la zona esperan que la situación no se degrade con la retirada de las fuerzas extranjeras. En mayo, quedaban casi 9.500 soldados extranjeros en Afganistán, de los cuales 2.500 eran estadounidenses. La retirada se ha acelerado tanto que podría concluirse muy rápidamente. Por el momento, sólo Alemania e Italia han confirmado la retirada total de sus tropas.