El Brexit tampoco dará tregua la semana próxima. El Parlamento británico enfrentará una nueva votación decisiva pasado mañana. La primera ministra Theresa May presentará por tercera vez su plan de salida de la UE ante la Cámara de los Comunes, que ya lo rechazó dos veces. May quiere mantener la presión sobre los diputados leavers disconformes con su proyecto. Si le vuelven a rebotar el plan acordado con Bruselas, la dinámica del Brexit seguirá en una caja de Pandora. El devenir del proceso dependerá de la interacción entre varios key players con alto nivel de incidencia en lo que pueda ocurrir.
1. Theresa May. Su mensaje a a los legisladores díscolos es: “Mi plan o el abismo”. Amenazó con pedir una prórroga larga del Brexit a Bruselas si le vuelven a rechazar su proyecto. Una extensión de un año o un año y medio abriría el juego a escenarios aún peores para los leavers. La prórroga larga no sería gratuita. Londres debería ofrecer algo a cambio: convocar a nuevas elecciones, un segundo referéndum o modificar las “líneas rojas” del Reino Unido en el acuerdo original. Si May vuelve a perder el martes, Bruselas podría pedirle que se vaya o incluso que entierre el Brexit.
2. Arlene Foster. Por estas horas, May intenta ganar el voto de los unionistas protestantes democráticos de Irlanda del Norte (DUP), que suelen darle mayoría pero rechazaron su plan de Brexit. Liderados por Arlene Foster, miembro de la hoy disuelta Asamblea de su país, los norirlandeses desconfían de lo que les tocaría tras el Brexit según el acuerdo actual. Los asesores legales del gobierno británico buscan algún artilugio que les dé garantías al DUP contra el uso del llamado backstop irlandés previsto en lo que se firmó con la UE.
3. Jeremy Corbyn. El líder opositor laborista Jeremy Corbyn mantiene su rechazo al plan de May. Primero, Corbyn defendía que se cumpliera con el Brexit, pero previa rediscusión con Bruselas y bajo el eslogan “empleos primero”, con el Reino Unido y la UE vinculados en una unión aduanera. Tras soportar durante meses la presión de sectores europeístas de su propio partido, Corbyn anunció hace menos de un mes que apoya la opción de un segundo referéndum para que los británicos vuelvan a decidir si quieren o no abandonar la UE.
4. Yvette Cooper. Más discreta que Corbyn, con quien perdió las internas de su partido en 2015, la diputada laborista viene actuando en la Cámara de los Comunes para que las cosas no sean aún peor. Rechaza el plan de May, pero es la articuladora de un consenso interpartidario que, al menos por ahora, aleja la posibilidad de un Brexit abrupto y sin acuerdo con la UE.
5. Jacob Rees-Mogg. Referente del grupo de parlamentarios conservadores European Research Group (ERG), Rees-Mogg alcanzó una notoriedad impensada un año atrás. Representa a los sectores más radicalizados del Partido Conservador que consideran el Brexit propuesto por May como demasiado “blando” y quieren asegurarse de que la UE no tendrá ninguna injerencia en el Reino Unido en el futuro. Con el deadline del 29 de marzo acercándose, la cantidad de parlamentarios que permanezcan con Rees-Mogg el próximo martes será una prueba clave de su influencia.
6. Geoffrey Cox. El abogado general de Estado del Reino Unido es una de las pocas esperanzas que le quedan a May. Fue designado para renegociar con Bruselas la cuestión del backstop irlandés. Ahora estudia si es posible librarse de ese problema en base a la Convención de Viena. De la credibilidad de Cox depende en buena medida que los norirlandeses confíen o no en las garantías que les ofrecen los emisarios de May.
7. J.C. Juncker y D. Tusk. El presidente de la Comisión Europea y su par del Consejo Europeo han sido hasta ahora el “policía bueno y policía malo” de Bruselas ante Londres. Mientras Juncker se comportó siempre como la figura más hostil y sostuvo que las negociaciones para el Brexit no se reabrirán, Tusk ha adoptado un tono más amable y se dijo “a disposición” de May, aunque aclaró que él no tiene mandato para iniciar una nueva negociación. n