En su viaje de tres días a Brasil, el presidente Emmanuel Macron quién aterrizó por la tarde, aprovechará el tiempo para conocer el Amazonas. Precisamente, es dónde inició su recorrido: en Belem, la capital del norteño estado de Pará. Desde allí y junto con Lula en una lancha, embarcaron para la isla de Combú, donde decidieron visitar una comunidad indígena. Según se informó, el gobernante francés pretende condecorar al cacique Raoni. Desde luego, esta parte de la travesía obedece, según ambos mandatarios, a la necesidad de destacar la importancia de la selva amazónica, considerada pulmón del mundo, ante la próxima reunión presidencial del G20, en noviembre.
Las intenciones de Lula y Macron, en esta gira, apuntan ante todo a reforzar las relaciones bilaterales, que fueron seriamente dañadas bajo la presidencia de Jair Bolsonaro. Uno de los grandes temas es la discusión sobre los cambios climáticos, pero también estarán presentes los asuntos internacionales, en especial la guerra de Rusia y Ucrania. Pero hay otro asunto relevante: Macron presidirá el momento de lanzar al mar del submarino Tonelero, que debe ocurrir en Río de Janeiro.
Quizá el momento económico más importante ocurra en San Pablo. El jefe de Estado de Francia vino acompañado por 140 empresarios, que incluyen firmas de mediano y pequeño porte. Eso deberá ocurrir el jueves en la Federación de Industrias del Estado de San Pablo (FIESP) donde estarán esperando los colegas brasileños. Ya se anticipó que durante la recepción oficial en Brasilia serán firmados 10 contratos en las áreas de energía, tecnología y seguridad.
En cambio, no hay que esperar de esta cita que salga una señal positiva para el acuerdo Mercosur-Unión Europea. Macron dio indicaciones claras de que su país, por cuenta de la situación de los campesinos, no está preparado para constituir una zona de libre comercio entre ambos bloques. De acuerdo con el Palacio del Elíseo, los productores agrícolas franceses creen que perderán ante la competencia de Argentina y Brasil.
De hecho, las recientes manifestaciones de los campesinos contra el acuerdo, que podrían repetirse si fuera rescatado en este momento, podrán perjudicar las elecciones parlamentarias europeas en junio. “Por eso no hay clima para finalizar el tratado admitieron diplomáticos brasileños.
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