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Marcelo Odebrecht, a punto de ser excarcelado

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Custodiado. El 19 de diciembre saldrá de la prisión, para pasar dos años y medio bajo arresto domiciliario. Está peleado con su familia. | Cedoc Perfil
Alguna vez fue el empresario más poderoso de Brasil, cabeza de un grupo que lleva su apellido y supo tener más de 200 mil empleados. Pero el próximo 19 de diciembre, Marcelo Odebrecht abandonará la cárcel luego de pasar dos años y medio, para pasar otros tantos bajo arresto domiciliario, peleado con su familia y convencido de que lo “entregaron” para salvar la compañía.
Como adelantó Folha de Sao Paulo, “no va a haber fiesta” por la excarcelación de Marcelo. El ambiente en la empresa es de preocupación. Saben que el ex presidente y heredero de la constructora está muy molesto con el acuerdo de colaboración que la empresa alcanzó con la Justicia tras admitir su participación en el Lava Jato.

Marcelo Odebrecht, dicen delatores y ejecutivos de la compañía, cree que el acuerdo es muy injusto y arrojó sobre él toda la culpa por el pago de sobornos, tanto en Brasil como en varios países latinoamericanos, incluyendo la Argentina. En la cárcel suele subrayar las omisiones e imprecisiones que a su juicio tiene el acuerdo, afirmó Folha.
Sobre la base del acuerdo, deberá mantenerse alejado de la gestión del grupo, pero puede hablar y criticar en audiencias públicas ante la Justicia aspectos de las delaciones.

Tensión. Desde la cárcel, el ex presidente de Odebrecht rompió relaciones con el director jurídico del grupo, Adriano Maia, que llevó adelante las negociaciones con la Justicia. Pero también con su hermana, Mónica, con su madre, y con su cuñado, Mauricio Ferro, también director del grupo.
Con el padre, Emilio Odebrecht, presidente del consejo del grupo, ya se había peleado antes incluso de ir a prisión, en junio de 2015. Fue su padre quien estructuró la gigantesca delación premiada de la constructora, que invlucró a 77 ejecutivos, convencido de que era la única manera de salvar los negocios de la quiebra.
“No fue un acuerdo, fue una rendición”, dijo uno de los abogados que participaron en la negociación con la Justicia.

Consultada por Folha de  Sao Paulo, la empresa afirmó la colaboración con la Justicia “amplia y definitiva”, incluyó más de 900 testimonios y fue comprobada “por millares de documentos, planillas, recibos y extractos bancarios”.
Desde que fue alcanzada por el tsunami del Lava Jato, Odebrecht pasó de 200 mil a poco más de 65 mil empleados. Acordó con la Justicia pagar una multa de 2.600
millones de dólares y debió admitir sobornos y otros delitos en países como Perú, Argentina, República Dominicana, Estados Unidos o Venezuela.
Fuentes del mercado aseguran que el Grupo Odebrecht ya tiene planes de vender más del 50% de sus empresas, con lo que la familia podría perder el control.

¿Se puede recuperar?
No es la primera vez que una empresa de proyección internacional es golpeada por un escándalo de proporciones y logra salir a flote. El caso de la contaminación provocada por la plataforma de la British Petroleoum (BP) en el Golfo de México es uno de los últimos. Pero la situación de Odebrecht es muy complicada. “Hemos presenciado escándalos de muchas compañías. Algunas logran centrar estrategias serias y recomponerse en el mediano plazo, pero este caso tiene una complejidad inusitada, advierte Silvia C. Martino, profesora de la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Austral. Para Martino, “existía un alto grado de involucramiento de la compañía en el Lava Jato. Sus códigos de ética eran laxos y dejaban la puerta abierta para aportar dinero a partidos políticos”. La corrupción había alcanzado tal magnitud que en realidad se había convertido en el modus operandi de la constructora, que ya era investigada desde 2001. Martino recuerda que Odebrecht admitió ante los investigadores haber creado una “oficina de sobornos” para triangular el dinero negro. “El modo de entender y concebir el negocio parece corrupto desde la raíz. Las prácticas, los atajos, la inteligencia para sobornar gobiernos, funcionarios, etc. no tiene precedentes”, apunta.