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Michel Temer, el vice de Dilma que aspira a quedarse con todo el poder

El líder del PMDB amenaza con rebelarse y apoyar el juicio político en el Congreso. Ya se reunió con empresarios y opositores. Quiere ser ‘el Itamar Franco’ de Rousseff.

Recelo. Dilma tiene una relación distante con su compañero de fórmula, quien se quejó por la “absoluta desconfianza” de la mandataria. En la asunción disimularon las tensiones.
| Presidencia de Brasil

“El 25 de agosto de 1954, bajo la amenaza de ser depuesto por los militares, el presidente Getúlio Vargas se encerró en su habitación del palacio Catete en Río de Janeiro, apuntó el arma hacia su corazón y disparó. Salió de la vida para entrar en la historia. El 7 de diciembre de 2015, cansado de jugar el papel de figura decorativa de la República, el vicepresidente Michel Temer sacó una pluma en San Pablo y disparó en el corazón... de la presidenta Dilma. Salió de las sombras para entrar en la historia”, escribió esta semana Ricardo Noblat, columnista político de la cadena O Globo. Como él, todo Brasil habla sobre la jugada política más arriesgada y audaz del hombre que sueña con emular a Itamar Franco y quedarse con todo el poder.
En la polémica carta que se filtró a los medios de comunicación, Temer se quejó de la “absoluta desconfianza” de Dilma hacia él. “Perdí todo el protagonismo político que tenía en el pasado y que podría haber usado para el gobierno. Sólo fui llamado para resolver las votaciones del PMDB y las crisis políticas”, aseveró, empujando a la mandataria al borde del abismo
Temer es un hábil operador político. Antes de acompañar a Dilma Rousseff en la fórmula presidencial, el líder del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) fue durante seis períodos consecutivos diputado. Allí tejió sus principales lazos con la oposición y el oficialismo. Ocupó tres veces la presidencia de la Cámara y fue el aliado más estrecho de Fernando Henrique Cardoso a la hora de sumar voluntades en el Congreso. De diálogo fluido con todos los sectores del país, es visto por empresarios y la oposición como el hombre que puede reemplazar a la jefa de Estado y sacar a Brasil de la crisis política y económica.
Si Rousseff es destituida por un juicio político, él asumiría la presidencia. Sus recientes reuniones con empresarios y opositores avivó un interrogante en el Partido de los Trabajadores (PT): ¿está Temer conspirando para desalojarlos del poder?
“La carta fue el medio que Temer encontró para evitar la vergüenza de una reunión con Dilma, que sospecha que él conspira en su contra”, opinó Noblat.
Clovis Rossi, el único periodista de la redacción de Folha de S. Paulo que cubrió el proceso de impeachment al ex presidente Fernando Collor de Melo, consideró que una de las semejanzas de las dos crisis es la actitud de los vicepresidentes. “Mi pálpito es que Collor sólo cayó porque su período de gobierno estuvo marcado por dos recesiones en menos de tres años, por no hablar del descontrol inflacionario, que fue resuelto por su sucesor, Itamar Franco, quien se alejó de él como Temer está haciendo ahora con Dilma. ¿Será eso un mal augurio para la presidenta?”, escribió ayer.
De origen libanés, Temer comenzó su carrera política en la gobernación de San Pablo, donde fue procurador general del Estado y secretario de Seguridad Pública. Tras ser convencional constituyente en 1986, fue electo diputado.
A diferencia de los ex vicepresidentes de Cardoso, Marco Maciel, y de Lula, José Alencar, Temer tiene más poder. Lidera el PMDB, el partido con más gobernaciones en todo el país –siete–, que preside la Cámara de Diputados y el Senado. Durante cinco años, fue una figura decorativa en el gobierno de Dilma. Ahora, todo cambió. Para Temer, la venganza es un plato que se sirve frío.