INTERNACIONAL
éxodo dramático

Miles de gazatíes abandonan la Franja ante la inminencia de un ataque terrestre israelí

Israel ordenó la evacuación de 1,1 millones de habitantes, casi la mitad de la población del enclave palestino gobernado con mano de hierro por Hamás, lo que abre las puertas a una posible operación terrestre contra el grupo responsable del brutal ataque del sábado 7, que provocó la mayor matanza de judíos desde el Holocausto. La ONU advirtió que la decisión israelí puede provocar una “catástrofe humanitaria”, y los países árabes respondieron con furia, mientras el presidente palestino, Mahmud Abbas, calificó la respuesta de Israel de “genocidio”. Choques en Cisjordania y en la frontera con Líbano.

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Contraste. Mientras los civiles dejan Gaza, el ejército israelí acumula recursos en la valla fronteriza a la espera de la orden de invadir por tierra. | AFP

Miles de palestinos huían ayer del norte de la Franja de Gaza, después que Israel los emplazara a evacuar la región antes de una posible operación terrestre en respuesta al ataque terrorista lanzado por el movimiento islamista Hamás, el más letal en la historia del Estado hebreo, la mayor matanza de judíos desde el Holocausto.

La orden de evacuación de 1,1 millones de habitantes (casi la mitad de la población de este paupérrimo enclave de 362 kilómetros controlado con mano de hierro por Hamás), provocó conmoción en el mundo árabe y la ONU urgió a anular una medida que puede tener “consecuencias devastadoras”.

Desde el inicio de los enfrentamientos, el 7 de octubre, cuando más más de 1.300 personas murieron en Israel, en su mayoría civiles asesinados a sangre fría en sus casas, incluyendo muchos niños y hasta bebés. Entre los fallecidos también hay al menos 258 soldados israelíes, según el ejército.

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Los bombardeos de Israel contra el enclave han causado a su vez casi 1.800 muertos, más de 580 de ellos niños, según el Ministerio de Salud palestino.

El ejército israelí llamó a “la evacuación de todos los civiles” de la ciudad de Gaza, en el norte del enclave, hacia el sur, “por su propia seguridad y protección”. Por la mañana lanzó panfletos en árabe,  urgiendo a los habitantes a abandonar “de inmediato” sus hogares.

El ejército dio un plazo de 24 horas, aunque admitió luego que esta evacuación “llevaría tiempo”.

Hamás rechazó “la amenaza de los líderes de la ocupación (israelí) y sus llamados a dejar sus casas y huir hacia el sur o Egipto”, que calificó de “propaganda”.

“Genocidio”. El presidente palestino, Mahmud Abbás, equiparó el desplazamiento masivo de palestinos a una segunda Nakba (“catástrofe” en árabe), como los palestinos llaman el exilio de 760 mil de ellos durante la guerra de 1948 que coincidió con la creación de Israel. Su primer ministro, Mohammed Shtayyeh, acusó a Israel de perpertrar un “genocidio”.

La Liga Árabe estimó que la orden de evacuación constituye “un crimen que supera el entendimiento” y el rey jordano Abdalá II también advirtió contra “cualquier intento de desplazar” a los palestinos.

Mohammed Jaled, un habitante del norte de Gaza, de 43 años, decidió quedarse en su casa. “¿Qué quiere el mundo de nosotros? Yo ya estoy refugiado en Gaza y quieren que me vaya otra vez?”, exclama.

“¿Quieren que durmamos en las calles con nuestros hijos? ¡Me niego! ¡No quiero esta vida indigna!”, “No hay lugar seguro, así que no sabemos a dónde ir”, explica Mohammed Abu Ali, del campamento de refugiados de Shati, el mayor de Gaza, igualmente en el norte de la Franja. 

En varios países de la región, miles de personas se manifestaron en las capitales de Irak, Irán, Jordania, Arabia Saudita o Baréin en apoyo a los palestinos. El jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, pidió a Israel adoptar “todas las precauciones posibles” para evitar la muerte de civiles y su colega italiano, Antony Tajani, expresó su confianza en que la respuesta israelí al ataque terrorista de Hamás será “proporcionada”.

El presidente ruso, Vladimir Putin, reconoció el derecho de Israel a defenderse, pero consideró “inaceptable” el asedio de la Franja de Gaza, sobre la cual Israel ya ejercía un estricto bloqueo desde 2007, y lo comparó con el terrible sitio de los nazis a la ciudad soviética de Leningrado durante la Segunda Guerra Mundial. “Más de dos millones de personas viven allí. No todo el mundo apoya a Hamás”, dijo Putin.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, prometió destruir a Hamás, tras reunirse el jueves en Tel Aviv con el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken. “Así como Estado Islámico fue aplastado, Hamás será aplastado”, afirmó Netanyahu, una declaración que pareció anticipar una ofensiva terrestre en Gaza.

Una operación con riesgos redoblados dado que Hamás tiene retenidos allí, según el gobierno israelí, a 150 personas secuestradas durante su ataque el sábado. El brazo armado de Hamás indicó ayer que trece de ellos, “incluyendo extranjeros”, murieron por los bombardeos israelíes contra el enclave.

“Las Fuerzas de Defensa Israelíes (IDF) seguirán operando de forma significativa en la ciudad de Gaza y se esforzarán en evitar causar daño a los civiles”, dijo el ejército israelí. “Los terroristas de Hamás están escondidos en la ciudad de Gaza en túneles bajo las casas y dentro de edificios con civiles inocentes”, agregó.

La ministra alemana de Relaciones Exteriores, Annalena Baerbock, que visitó ayer Israel, denunció “el cálculo pérfido” de Hamás, que utiliza a la población de Gaza, bombardeada por Israel, como “escudo”.

La presidenta de la Comisión Europa, Ursula von der Leyen, afirmó en una entrevista con Netanyahu que la Unión Europea (UE) “está junto a Israel” ante las “atrocidades cometidas por Hamás”.

Según un alto responsable estadounidense, Israel estaría de acuerdo en crear “zonas seguras” para civiles palestinos en el interior del enclave.

El 7 de octubre, en el último día de las celebraciones judías de Sucot, cientos de combatientes de Hamás se infiltraron en territorio israelí por tierra, mar y aire. En su ataque mataron a más de un millar de civiles en la calle, en sus casas y en un festival de música, tras lanzar miles de cohetes.

Este ataque, el más mortífero desde la fundación del Estado de Israel hace 75 años, conmocionó a todo el país y fue condenado por gran parte de la comunidad internacional. Tras el ataque, el ejército israelí dijo que había encontrado los cadáveres de 1.500 combatientes de Hamás infiltrados.

En respuesta, el ejército israelí lanzó en el enclave palestino unas 6 mil bombas, o sea un total de 4 mil toneladas de explosivos. En la noche del jueves pasado, fueron atacadas 750 “posiciones militares”, entre ellas “residencias de terroristas de alto rango utilizadas como centros de mando militar” de Hamás, indicó el ejército israelí.

Más de 423 mil personas se han visto obligadas a dejar sus casas en el territorio palestino, según la agencia humanitaria de la ONU, OCHA. La población de Gaza se está quedando sin agua, electricidad ni comida, tras el asedio total ordenado por Israel.  OCHA señala que algunos habitantes empiezan a beber agua del mar, salada y contaminada por las aguas residuales.

El letal ataque de Hamás contra Israel no justifica la “destrucción ilimitada” del enclave palestino, advirtió el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).

Cisjordania y Líbano. Los milicianos de la Franja de Gaza dispararon este viernes cientos de cohetes hacia Israel, en un lapso de 15 minutos. En Cisjordania, al menos nueve palestinos murieron en enfrentamientos con las fuerzas israelíes durante manifestaciones de apoyo a la Franja de Gaza, según el Ministerio de Salud palestino.

El ejército israelí bombardeó ayer los alrededores de varias ciudades fronterizas del sur de Líbano, tras una explosión en la valla fronteriza entre ambos países, según el ejército israelí. Esa región es un bastión del movimiento chiita Hezbolá, proiraní, que se dijo “totalmente preparado” para unirse a Hamás en el momento propicio.