Por su tamaño, la segunda ciudad de Canadá es también la cuarta metrópolis francófona del planeta después de París, Kinhasa y Abiyán, pero la atención otorgada a su francesismo – ¡Bistrós! ¡Baguettes! ¡Gente diciendo bonjour! – tiende a desplazar las numerosas comunidades étnicas que hay dentro del diverso tendido urbano de Montreal.
Los italianos, portugueses y libaneses tienen una presencia muy visible, y la ciudad celebra festivales anuales dedicados a todo tipo de cosas, desde películas asiáticas-estadounidenses hasta comida caribeña. Agréguele una pulsante comunidad alternativa y un paisaje creativo –éste es un sitio que engendró talentos tan diversos como Saul Bellow, Arcade Fire y el irreprimible William Shatner– y se abre todo un nuevo Montreal. Independientemente de si su pasión es la cocina siria, el arte contemporáneo o la compra de artículos clásicos, Montreal lo atiende con aplomo.