El suelo volvió a moverse en Nápoles y, como cada vez que sucede, la tensión se apoderó de la región. Este lunes, un sismo de magnitud 4,6 volvió a sacudir los Campos Flégreos, una zona volcánica de alto riesgo donde el temor ya forma parte del paisaje cotidiano. El epicentro fue en el mar, frente a Bacoli, y se produjo a casi cinco kilómetros de profundidad. De confirmarse la magnitud estimada, igualaría al terremoto más fuerte de las últimas décadas en la región, ocurrido en marzo.
El movimiento se sintió con fuerza en toda el área metropolitana de Nápoles, desde las laderas montañosas hasta el centro histórico. “Las casas temblaron como hojas”, relató un vecino a los medios de la zona. Aunque no se reportaron víctimas ni daños graves, sí hubo un desprendimiento rocoso en Punta Pennata. Las autoridades activaron rápidamente los protocolos de emergencia, mientras cientos de personas salían a las calles aterradas.
El concejal de Protección Civil napolitano, Edoardo Cosenza, explicó que la profundidad del epicentro ayudó a amortiguar el impacto, pero reconoció que la duración y la magnitud del evento generaron un nivel de alarma considerable. En Pozzuoli, el alcalde Luigi Manzoni ordenó patrullajes y habilitó zonas de espera como medida preventiva. “No hay daños, pero seguimos atentos. Esta es una situación que debemos seguir minuto a minuto”, advirtió.
Como parte del protocolo de seguridad, se paralizaron las salidas de trenes desde Nápoles y se interrumpió el servicio en las líneas 1 y 6 del subte. Los controles estructurales en estaciones y edificios públicos continuaron durante toda la jornada. A pesar de que la calma volvió con rapidez, el episodio no hizo más que alimentar un temor que en esta zona nunca termina de desaparecer.
El fenómeno se inscribe dentro de lo que los geólogos definen como una intensificación del “bradisismo”, una dinámica geológica típica de los Campos Flégreos que implica un ascenso o descenso paulatino del suelo provocado por la actividad volcánica bajo tierra. En las últimas semanas, la actividad sísmica venía siendo menor, pero la reaparición de un sismo fuerte reavivó todas las alertas.
En mayo, una “lluvia sísmica” de 35 temblores en un solo día, incluido uno de magnitud 4,4, ya había provocado evacuaciones, interrupciones en el transporte y pánico entre la población. Aunque sin daños graves, ese episodio (como el de ahora) volvió a poner en evidencia la vulnerabilidad de la región.
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Por qué los Campos Flégreos son una zona de riesgo permanente
Ubicados al oeste de Nápoles, se trata de una de las regiones volcánicas más peligrosas del planeta. En esta zona densamente poblada viven unas 485.000 personas, de las cuales 80.000 se encuentran directamente dentro de la caldera volcánica. Localidades como Pozzuoli y Bacoli forman parte del área de riesgo, que también incluye barrios de Nápoles con alta exposición sísmica.
Desde 2005, los especialistas del Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología (INGV) advierten sobre una crisis sísmico-volcánica en evolución. Según Francesca Bianco, directora de la sección volcánica del organismo, el suelo se elevó 1,45 metros en los últimos 20 años. Actualmente, el terreno continúa deformándose a un ritmo promedio de 1,5 centímetros por mes, aunque en picos de actividad se han registrado hasta 4 centímetros mensuales.
Frente a este panorama, los planes de evacuación contemplan la posibilidad de trasladar a medio millón de personas en un plazo de 72 horas. Sin embargo, las experiencias previas de evacuación durante “enjambres sísmicos” expusieron debilidades: atascos, rutas colapsadas y personas obligadas a escapar a pie. Aunque por ahora no hay señales de una erupción inminente, la persistente actividad sísmica y el lento ascenso del terreno mantienen a la región bajo vigilancia constante.
TC/EM